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"Gran parte de nuestro país no aprendió lecciones del gran terremoto de 1960"

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vguerreroc@australosorno.cl

Durante estas semanas ha viajado de un lugar a otro. Los vuelos hacia el sur han sido una constante, sólo en esta semana estuvo en Temuco y luego en Osorno. El ajetreo se ha tornado una constante en la vida de uno de los personajes más populares de la televisión chilena, quien se ha destacado por explicar de manera sencilla el origen de los terremotos y los riesgos asociados a eventos naturales de este tipo.

Es así como Marcelo Lagos, reconocido geógrafo y académico, destacado por sus estudios sobre desastres naturales, particularmente terremotos y maremotos, es considerado uno de los mayores expertos en dichas materias en Chile, se dio un tiempo para conversar con El Austral sobre los riesgos de terremoto y tsunami que existen en el sur de Chile y particularmente en la Región de Los Lagos.

Y bien sabe del tema, porque incluso ha perdido la cuenta de la cantidad de veces que ha visitado la zona en busca de muestras que le permitan encontrar evidencias de grandes tsunamis en las costas ya que éstas guardan muy buenos registros que le permiten reconstruir el pasado dice Lagos.

Estos estudios, en parte, le permiten precisar que la Región de Los Lagos no está exenta a una amenaza permanente de eventos naturales extremos, como terremotos y tsunamis. "Ciertamente esta Región tiene un curriculum de grandes eventos, donde destaca el gran terreno y tsunami de 1960, que es el evento más grande del mundo registrado instrumentalmente", recalcó el destacado académico.

"Eso implica que la amenaza sísmica y de tsunami en sus costa sea permanente", agregó.

-¿Cuáles son las lecciones aprendidas de ese terremoto de magnitud 9,5 ?

-El terremoto y tsunami de 1960 cobraron la vida de 2 mil personas, el de 2010 fueron poco más de 500; sin embargo en Japón el 11 de marzo de 2011 fueron cerca de 19 mil las víctimas, y el 26 de diciembre de 2004 el evento del sudeste asiático del conocido tsunami del Océano Índico cobró la vida de casi un cuarto de un millón de personas. El tema de magnitud e impacto es diferenciada y por eso es que rápidamente se olvidan, y no solamente las personas, sino que las autoridades, la educación, olvidamos todo. Y a medida que olvidamos, el peligro aumenta, porque cuando ocurre no estamos preparados.

-Entonces no hemos aprendido mucho, porque se siguen construyendo casas cercas del mar, además no hay educación permanente en los riesgos, incluso hay algunas zonas del litoral de San Juan de la Costa que no tienen vías de evacuación apropiadas en caso de tsunami...

-Gran parte de nuestro país no aprendió lecciones del gran terremoto de 1960, en términos de hacer valer el primer párrafo de nuestra constitución, que dice que el Estado debe garantizar seguridad a las personas. Pero cuando vemos asentamientos humanos cerca del litoral, donde ciertamente no tienen una alternativa para evacuar, nos damos cuenta que tenemos tareas pendientes y que particularmente la normativa de amenaza de tsunami por mucho tiempo ha sido un tema huérfano en el país.

-¿Qué tan riesgoso es vivir en las zonas del sector costero como Maicolpué, Bahía Mansa o Pucatrihue?

-Evidentemente es alta, porque si ocurre algún terremoto lo primero que hace un movimiento son deslizamientos, flujos de detritos o derrumbes, entonces por un lado está el peligro del movimiento de tierra que se traduce en deslizamientos; lo segundo es que viene un tsunami y a los pocos minutos el evento se localiza en la costa; y lo tercero es que las réplicas van a permanecer por días, lo que cataliza y desestabiliza todo acantilado que quedó debilitado. Ahí, por lo tanto, hay algunos sectores que no cumplen condiciones de habitabilidad y que garanticen seguridad y eso pasa porque ciertamente gran parte de nuestro país no aprendió lecciones del gran terremoto de 1960.

-¿Cuál es la recomendación que entrega a las familia que viven en zonas cercanas a la costa?

riesgos

-Porque la tasa de acoplamiento indica que el sur de Chile, particularmente las costas desde Tirúa hasta el canal de Chacao, presentan un nivel de acoplamiento alto, esto quiere decir que es el fin o cerca del final de un ciclo sistémico, y por lo tanto la probabilidad de un evento de magnitud es alta. Como los terremotos no se pueden predecir de alguna forma, la medición instrumental de deformaciones de terreno que se han detectado a través de GPS y el uso de modelos permite tener una idea del escenario potencial que se está incubando en el sur de Chile.

-¿El 2011 se dijo que Osorno guardaba energía que debía ser liberada, eso sigue siendo así?

-Lo que he dicho puede ser parecido. Ciertamente el sur de Chile está expuesto a la amenaza sísmica y está incubando un terremoto como históricamente ha ocurrido. El de 1960 no es el único terremoto del sur, está también el de 1837, 1737, 1575. Eso nos confirma que los terremotos han ocurrido y seguirán ocurriendo por muchos años más. Lo fundamental es saber qué tan preparados estamos para convivir con este tipo de peligros.

-¿Qué riesgos concretos tenemos, considerando que estamos muy cerca del cordón volcánico de la Cordillera de los Andes?

-Chile es un país dinámico y la cordillera es la consecuencia de la subducción en la costa, y si la placa de Nazca no se estuviera metiendo bajo la placa Sudamericana no tendríamos esta tremenda cordillera de los Andes. El hecho de estar cerca de la cordillera -que es un arco volcánico activo- hace que la amenaza volcánica sea un peligro, pero también hay tener en cuenta que la erupción del complejo volcánico Puyehue- cordón Caulle, no tuvo ninguna víctima, sólo hubo evacuación, y otros efectos colaterales.

Los asentamientos humanos cercanos a volcanes son muy pocos, y al ser pequeños hacen que el riesgo sea menor. Hay más riesgo de morir o de víctimas en las costas que en los volcanes, ya que estos últimos dan señales, emiten olor, tienen sismicidad, y se activa la alerta y se saca la gente antes. Pero en el caso de los terremotos nadie lo puede predecir; ocurre, y la decisión de cómo actuar depende de qué tan educada está la comunidad.