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Familias de campamentos crean huertos para autoconsumo y venta

ayuda. Treinta grupos familiares de los asentamientos Puerto Aravena, Caipulli y Ferroviario participan de un proyecto piloto en la Región para tener cultivos e invernaderos con los cuales mejorar su calidad de vida y aumentar sus ingresos.

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Zapallos, zanahorias, betarragas, arvejas, acelgas, entre otras verduras, podrán cultivar 30 familias de los campamentos Caipulli, Puerto Aravena y Ferroviario de Osorno en sus patios para así mejorar su calidad de vida, dieta alimenticia y vender sus productos para aumentar los ingresos.

El proyecto llamado 'Creación de Huertos Urbanos en Espacios Reducidos' es desarrollado por el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis) y ejecutado por la Consultora Alerce.

Se trata de la primera iniciativa de este tipo que se desarrolla en la Región, considerado un piloto para ser replicado en el resto de los campamentos del país. Principalmente fueron elegidas familias de los campamentos ubicados en el sector de Ovejería, por la organización de su gente y dirigentes, sumado a que mantienen proyectos vigentes para obtener su casa propia para dejar los asentamientos irregulares de forma definitiva.

Vida de campo en casa

José Torres tiene 76 años y desde hace 10 años que vive solo en el campamento Caipulli, donde mantiene un pequeño huerto en el frontis de su precaria vivienda.

El adulto mayor es oriundo del sector de Chan-Chan, en la comuna de Río Negro, y desde muy pequeño aprendió lo que él define un regalo de la tierra, que es plantar semillas para obtener verduras y luego llevarlas a su mesa.

'Es increíble lo que uno ahorra si mantiene una huerta pequeña: comes verduras, te entretienes cuidándola y estás en contacto con la naturaleza. Una ganancia para la vida por donde lo mires', dijo Torres.

Por lo mismo, no dudó en aceptar la invitación a formar parte del programa de emprendimiento, ya que según explicó, podrá habilitar un pequeño invernadero y aumentar la cantidad de verduras sembradas.

Contó que en su juventud quedó cesante y decidió volver al campo, donde durante siete años sus ingresos vinieron del cultivo de la tierra.

'Yo sé que la venta de verduras es una forma de ganarse la vida y con este proyecto tengo ganas de retomar la venta en las ferias', relató el adulto mayor.

En su huerta mantiene un grupo de plantas de acelgas, orégano, cilantro, perejil, cebollín y chalota.

La iniciativa enseñará a construir huertos orgánicos, los que en su primera fase apuntan a trabajar la tierra para dejarla apta para el cultivo. Se trabajará con semillas de lechugas, tomates, zanahorias, espinacas, acelgas, chalotas, pepinos, zapallos, cilantro, perejil y otras verduras que ayuden a mejorar la dieta de las familias participantes, incorporando productos frescos y sanos.

Mariela Hernández es jefa de hogar y vive sola con sus cuatro hijos de 13, 9, 5 y 4 años en su mediagua ubicada en el campamento Puerto Aravena. Ella y su familia es una de las seleccionadas para potenciar su pequeño huerto.

La mujer explicó que esta posibilidad es tremendamente beneficiosa, ya que no sólo significa un ahorro importante, sino también una posibilidad de generar ingresos.

'Yo vivo sola con cuatro hijos y no tengo dónde dejarlos para trabajar. Entonces, vender mis verduras es una opción que me parece totalmente realizable', dijo la mujer.

Explicó que desde los 12 años ha trabajado el cultivo de la tierra y que a sus hijas les ha ido dejando como legado el aprender dicha labor.

Por lo mismo, los insumos y materiales que le entregará el programa serán usados en la misma zona donde ya mantiene plantaciones de arvejas, habas, chalota y perejil.

'Siempre he tenido el sueño de tener un proyecto para vender algo, pero no poseo recursos para eso. La verdad estoy tan feliz de tener esta posibilidad; o sea tendré mi casa propia y algo para generar dinero, simplemente feliz', expresó la mujer mientras miraba con orgullo una planta de haba de su huerta.

Albino Rupayán, a sus 58 años, comenzará a trabajar en su primer huerto de autoconsumo que desarrollará en la parte trasera de su precaria morada ubicada a orillas del río Rahue en el campamento Puerto Aravena.

'Soy un hombre de campo y como vivo solo, contar con un huerto me ayudará a tener variedad en mis comidas y dedicar mi tiempo a producir, ya que por enfermedad no puedo trabajar', dijo Rupayán.

Ocupar espacios

El objetivo del proyecto que tiene una inversión de 22 millones de pesos es apoyar a las familias para que tengan un ahorro mensual mediante el cultivo de verduras para el autoconsumo. El iniciativa comenzó en un principio en el mundo rural, apuntando a que las personas pudieran tener huertos y animales para alimentar a sus familias.

Una de las dificultades de aplicar la idea en zonas urbanos fue la falta de espacios físicos donde desarrollar huertas, chacras y crianza de animales, principalmente de corral.

Por lo mismo, se eligió trabajar con campamentos para ayudar a las familias a generar ingresos utilizando espacios muy reducidos como patios, techos y frontis de las precarias viviendas.

En esas zonas se emplazarán viveros y huertos movibles que pueden ser trasladados una vez que las familias sean reubicadas en viviendas definitivas.

El proyecto se desarrollará en un plazo de 5 meses donde se le entregará a las 30 familias los insumos iniciales como materiales de apoyo para construcción, tierra y semillas.

Enzo Jaramillo, director regional del Fosis, explicó que las familias elegidas fueron seleccionadas por representar un espíritu de superación y tener la necesidad de generar ingresos.

'Es fundamental apoyar a las familias para que puedan migrar de la pobreza y desarrollar proyectos que los ayuden tanto en su economía como para el desarrollo de un futuro emprendimiento', señaló el director de la entidad estatal.

Las familias seleccionadas cumplían con cuatro requisitos fundamentales: vivir en un asentamiento irregular; ser originarios del campo; tener ascendencia indígena; y mantener vigentes sus Ficha de Protección Social con un puntaje inferior a 8.500 puntos.

El director del Fosis explicó que lo fundamental es que las personas puedan utilizar materiales que encuentran en su propia casa para desarrollar parte de sus huertos, como desechos orgánicos para el compostaje o creación de abono de la tierra, o botellas vacías para maceteros encadenados, dando la opción de huertos elevados y escalonados.

Modelo a seguir

Juan Luis Añazco, titular de la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco) del municipio de Osorno, explicó que cuando se les comentó que existía la posibilidad de desarrollar este proyecto piloto con los campamentos de Osorno fueron nueve los asentamientos que postularon.

'Las familias beneficiadas pertenecen a campamentos con proyectos activos de casas propias. Es un premio a la organización de sus dirigentes y al esfuerzo de las familias que quieren salir adelante. Se trata de asentamientos activos con muchas ganas de surgir', dijo Añazco.

Agregó que este tipo de iniciativas tienen resultados positivos en el 60% de los casos, con personas que logran mantener el emprendimiento en el tiempo. Por lo mismo, espera que las familias beneficiadas sean activas en programas sociales municipales y darles así un apoyo posterior.

30 familias

Fase inicial Los beneficiados actualmente participan de charlas inductivas y seleccionan los espacios donde se emplazarán las huertas.

22 millones de pesos

4 requisitos

'Es fundamental apoyar a las familias para que puedan migrar de la pobreza y desarrollar proyectos que los ayuden'.

'La verdad estoy tan feliz de tener esta posibilidad. O sea tendré mi casa propia y algo para generar dinero, simplemente feliz'.