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Pareja no vidente produce 6 mil huevos al año con 27 gallinas y apuesta por más

Río negro. Miriam y Ariel, que llevan 20 años de matrimonio, trabajan con el apoyo de Indap.

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Miriam Llaituqueo aún no sabe cómo perdió la visión cuando apenas tenía un año de edad. Ni sus padres ni los médicos le han explicado las razones por las cuales quedó ciega. Pero eso no ha sido un impedimento para superarse.

Para su esposo, Ariel Ríos, más conocido como 'lito', tampoco ha sido un obstáculo haber perdido completamente la visión producto de una coriorretinitis (enfermedad ocular caracterizada por la inflamación de la coroides y la retina) que comenzó a incrementarse cuando tenía 17 años.

Pese a su discapacidad visual, esta pareja de no videntes del sector rural El Rincón, alejado a 6 kilómetros de Río Negro, desarrolla una iniciativa comercial de producción de huevos que se ha convertido en un ejemplo de superación para el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) de la Región de Los Lagos, situación que los hizo recibir un reconocimiento durante la celebración del Día del Campesino el 28 de julio.

inicios

En su acogedora casa que recibieron hace recién un año, Miriam y Ariel comparten con El Austral los recuerdos del momento en que se conocieron, cuando decidieron casarse hace 20 años, y sobre su rutina diaria, su trabajo en la crianza de gallinas y producción de huevos que comercializan por teléfono a clientes particulares de Río Negro y Osorno.

Siempre con una sonrisa en su rostro, Ariel cuenta que conoció a Miriam en 1984 cuando participaron en un curso de braille. Fue cuando ella dejó de ir a clases y él se ofreció para ir a enseñarle a su casa. Con el tiempo comenzaron a pololear, en 1987 se fueron a tomar un curso de talleres laborales a Concepción y pese a los recesos donde 'se dejaron de ver' -como comenta entre risas Ariel- en 1992 decidieron casarse, vivir juntos y superar todo tipo de dificultades.

Los primeros años vivieron en una mediagua que construyeron cerca de la casa de los padres de Miriam y como el propósito fue vivir independiente buscaron una actividad con la cual poder complementar sus pensiones de invalidez que les aporta el Estado y aprovechar el terreno donde viven.

Comenzaron con 12 gallinas de distintas razas; en 2009 ingresaron al programa Orígenes de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) y gracias a ese apoyo lograron construir un gallinero, ya que hasta ese momento tenían un recinto pequeño que colindaba con la mediagua donde vivían.

Con esos fondos también lograron comprar 50 gallinas ponedoras, que se complementaron con las 12 que ya tenían, pero la suerte no estuvo de su lado y al cabo de unos meses, las aves compradas fueron muriendo de manera repentina.

'Al final quedamos con las puras gallinas que teníamos al principio', comenta Ariel.

Ahora forman parte del Programa de Desarrollo Territorial Indígena (PDTI) que Indap desarrolla en la comuna de Río Negro, lo que les ha permitido adquirir 20 gallinas con mejor genética y especializadas en la producción de huevos (Lohmann Brown).

Es por ello que el año pasado concluyó el periodo con una producción de 5.800 huevos con 27 gallinas en producción, cifra que este año esperan incrementar gracias a las 43 aves que tienen actualmente. De hecho, proyectan llegar a 100 aves, luego de concluir la ampliación de su gallinero, que duplicará sus metros cuadrados gracias a fondo del PDTI.

Para más adelante, los técnicos del PDTI que lo asesoran están planificando la instalación de paneles solares que les permitan dar luz y calor a las gallinas para mermar la baja producción que tienen durante los meses de otoño e invierno.

'siempre juntos'

Cuidar este tipo de gallinas no es fácil, pero Ariel dice que con mucha dedicación y paciencia han logrado ir aumentando el número de aves.

Su rutina comienza cuando luego de levantarse, toma su bastón y mientras Miriam prepara el desayuno, Ariel baja su escalera de tres peldaños en dirección al gallinero para limpiar los bebederos, dejarle alimento en sus canoas y revisar que todo esté en orden.

Por la tarde, y cuando el reloj de su celular le avisa que son las 17 horas, recoge los huevos del día, ya que a esa altura, dice, todas las gallinas ya han puesto el huevo diario.

Cuando le toca elegir los huevos cada vez que una gallina necesita empollar, elige aquellos ovalados, porque asegura que son pollas, mientras que los redondos son pollos .'Y le he apuntado, porque todas las que eché con huevos ovalados salieron pollas', comenta Ariel.

Las labores del campo no son fáciles ni livianas, pero Ariel es quien pica la leña que ocupan para calefaccionarse. 'Es pura práctica y precisión con el hacha', asegura entre risas.

Su trabajo siempre es en unión y cooperación. Cuando Ariel debe salir a realizar trámites, Miriam queda a cargo de las aves, aunque dice que 'las gallinas lo echan de menos y no ponen lo mismo'.

Es por esta independencia y trabajo constante que Indap destacó en ellos el esfuerzo y sacrificio por lograr trabajar el campo y salir adelante pese a sus dificultades.