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Habilitan recorrido de lancha para socorrer a 600 personas aisladas

san pablo. La embarcación navega por sectores rurales que se encuentran sin conexión terrestre por el corte de la Ruta U-22 y vías interiores, debido a la crecida de los ríos Rahue y Bueno. Las principales necesidades de las familias son el acceso a recintos educativos, atención médica y compra de alimentos.

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Virtualmente rodeadas por las aguas de los ríos Rahue y Bueno se encuentran las viviendas de más de 600 familias de la comuna de San Pablo, en la provincia de Osorno, que por estos días sólo cuentan con una lancha como medio de transporte para acceder hasta recintos educacionales, atención médica o la compra de abarrotes y concentrado para los animales.

Las fuertes lluvias que afectaron a la provincia entre el viernes y domingo último dejaron un saldo de más de 50 milímetros de agua caída y, como consecuencia, a 32 evacuados, más de 800 afectadas por el desborde de los ríos Bueno, Rahue y Forrahue y otros 215 aisladas en la comuna de San Juan de la Costa.

Caminos de agua

Laura Albornoz vive en Cofalmo, sector que desde el miércoles de la semana pasada comenzó a sufrir los efectos de las lluvias a causa de la crecida del río Bueno.

Ella explicó que el viernes su casa resultó totalmente rodeada por agua y sólo podía ver las copas de árboles y troncos flotando en zonas donde antes estaban ubicados los gallineros, plantaciones y planicies cercanas.

Por lo mismo, la mañana de ayer no dudó en abordar la única lancha que recorre una vez al día los cauces de los ríos Bueno y Rahue trasladando a los vecinos hasta la zona de Quilacahuín, donde pueden acceder a buses que les permiten llegar a localidades como Osorno y San Pablo.

'Tengo que ir a comprar comida para mi familia y hacer mis cosas. El estar conectados sólo por un bote no puede frenar mi rutina. Los inviernos son duros, pero se deben aprender a sobrellevar', reflexionó Albornoz.

Por esa razón, con la ayuda de otros pasajeros subió junto a sus hijos de siete meses y tres años al bote, mientras su marido acomodaba las provisiones en la parte superior de la embarcación, junto al coche de los pequeños.

La embarcación fue solicitada por el municipio local a la Oficina Nacional de Emergencias del Ministerio del Interior (Onemi) para entregar una conexión a las familias afectadas. Debido a la amplitud del recorrido, realiza sólo un viaje diario.

Cada jornada, los primeros ocupantes suben en el sector del Retén de Carabineros de Trumao a las 9 de la mañana. Allí, a esa hora y durante 10 minutos la lancha toca su bocina para avisar de su partida a más potenciales pasajeros.

La embarcación, llamada 'Doña Javiera', tiene capacidad para 16 personas aproximadamente y es guiada por el alcalde de mar Víctor Fuentealba. La bajada por los ríos toma un tiempo estimado de una hora, hasta llegar a la localidad de Llancura.

José Antipai, de 73 años, alertaba ayer con un paño blanco a la lancha, para que se acercara hasta su casa ubicada en la localidad de Cofalmo, pues necesitaba llegar hasta Osorno y así cobrar su pensión.

'Durante varios días hemos estado incomunicados producto de la crecida de los ríos y claro que tenemos que llegar a Osorno, pues no podemos comprar comida para todos los meses que se supone dura el invierno', dijo el adulto mayor.

Los 40 minutos en bote son el principio del recorrido de José, ya que para llegar a Osorno debe luego esperar un microbús que con suma precaución sigue la Ruta U- 22, que une Quilacahuín con Trinidad.

El camino de ripio tiene tramos donde sólo la orientación y experiencia del chofer permite continuar, ya que el agua del río se mantiene sobre la huella y alcanza varios centímetros de altura.

El camino mejora al llegar a Quilacahuín, desde donde resta una hora más para llegar al terminal de Osorno.

La lancha comienza su recorrido de vuelta a las 13 horas y el viaje dura una hora y media.

Es la oportunidad para que José Antipai pueda trasladar sus sacos de concentrado para las gallinas, patos y pavos de su propiedad, además de comida suficiente para él y su esposa.

cruce de ríos

Pablo Soto, presidente de la Junta de Vecinos 'Cruce de Río', que abarca a las familias que viven en las localidades emplazadas en las riberas del Rahue y el Bueno, señaló que las personas que residen en toda esta zona saben que el invierno es una época dura.

'Tenemos episodios con este tipo de inundaciones cada cinco años más o menos. Ésta es de esas temporadas que resultan complejas para los vecinos, que en su mayoría son adultos mayores que viven con 80 mil pesos mensuales, además de lo que le entregan sus animales y pequeños campitos', argumentó el dirigente.

Por lo mismo, no le resulta extraño que sólo sea necesario utilizar una lancha para movilizar a las 608 personas afectadas. La razón es que muchos de ellos son adultos mayores que simplemente no se subirán a la embarcación. 'Ellos esperan que bajen las aguas para ir al pueblo', reveló.

El problema de conectividad terrestre afecta a la Ruta U-22 entre Quilacahuín y la localidad de Trinidad, a la altura de Los Juncos. Esto afecta a las localidades de Tromé, Cofalmo, Currimahuida y Llancura.

Allí, producto del desborde del río Rahue en los sectores de Puilo y Rauquemó, 408 personas sólo mantienen acceso mediante el uso de botes.

A ellos se suman 25 familias afectadas en sector Las Juntas, cinco familias del sector Huaca Guincul y treinta familias afectadas en sector Trumao, debido al desborde del río Bueno.

24 horas de monitoreo

Orlando Cárdenas, encargado de Emergencias del Municipio de San Pablo, explicó que la única manera de mantener contacto con la familias que están afectadas es por el uso de embarcaciones y en algunos casos por un teléfono celular.

'La señal acá es muy mala, por lo mismo, nosotros usamos radios similares a las que utilizan los Bomberos. Esta es una zona donde confluyen las aguas de dos ríos: el Bueno y el Rahue. Por lo mismo son 24 horas de monitoreo al día', enfatizó Cárdenas.

El funcionario agregó que los vecinos saben que cada tres o cinco años los ríos tendrán una crecida importante y por lo mismo construyen sus casas sobre vigas de entre un metro 30 centímetros a dos metros de alto, es decir, de forma muy similar a los palafitos de Chiloé.

Este tipo de construcciones permiten que las casas queden protegidas del agua de los ríos y sus moradores puedan permanecer grandes periodos en ellas a la espera que las aguas tomen nuevamente su cauce normal.

El encargado de Emergencias explicó que existen zonas donde las viviendas quedan como verdaderas islas en el agua y la única manera de salir es que el bote se acerque hasta la puerta de las casas.

'Es increíble ver cómo lo que son campos y casas con escaleras, hoy están a nivel de río. Si eso no es estar aislados, no sé que más puede ser', dijo Orlando Cárdenas.

Agregó que para ayudar a las personas que no desean salir de sus viviendas, en el mismo bote 'Doña Javiera', se iniciará un recorrido entregando cajas con provisiones básicas.

'La idea es tratar de solucionar un problema que no termina con el fin de las lluvias, porque después vienen días de mucho frío y humedad', recalcó el funcionario.

100 litros de bencina

'Esta es de esas temporadas que resultan complejas para los vecinos, que en su mayoría son adultos mayores '.

'Acá es una zona donde confluyen las aguas de dos ríos: el Bueno y el Rahue. Por lo mismo, son 24 horas de monitoreo'.

30 familias son las afectadas

Currimahuida es el sector de San Pablo con mayor cantidad de familias aisladas, que llegan a 64, principalmente integradas por adultos mayores.

1 hora de recorrido