La lluviosa semana que termina dejó en evidencia, una vez más, lo vulnerable que resulta a veces nuestra zona ante la dureza de los fenómenos naturales, a pesar de que en este caso se estima que el sur está acostumbrado a las inclemencias climáticas.
A escala regional, el resultado del último frente de mal tiempo da cuenta de cientos de personas afectadas, decenas de damnificados y un número significativo de personas aisladas por cortes de caminos.
La intensa lluvia y los fuertes vientos volvieron a advertirnos que si no se toman medidas debidamente planificadas la comunidad, sobre todo aquella más desprotegida y carente de recursos, seguirá sufriendo año a año con las inclemencias del tiempo y la autoridad, por su parte, seguirá viéndose obligada a invertir fondos producto de la improvisación y de la ausencia de planes de contingencia efectivos.
Ya los expertos han advertido que el mes que recién comienza también será lluvioso, principalmente en las regiones del sur del país, a diferencia de años anteriores, cuando la escasez de agua fue evidente. Este anuncio de los especialistas también es un anticipo de lo que vendrá en los próximos días en materia de emergencias, por lo que, lamentablemente, seguiremos viendo las imágenes que inquietaron durante la semana, que incluyeron deslizamientos de tierras y anegamientos.
A pesar de lo anterior, cabe decir que en la zona ha habido avances en materia del mejoramiento de las condiciones de vida en muchos sectores poblacionales, ya que un par de décadas atrás el invierno era sinónimo de verdaderas catástrofes, con barrios completos inundados y cientos de familias que debían abandonar lo que quedaba de sus viviendas con rumbo a albergues habilitados en escuelas o gimnasios.
Sin embargo, el mal tiempo sirve para demostrar que todavía quedan vecinos que pueden resultar severamente afectados, como ha ocurrido en los últimos días en nuestra Región. Dejar atrás estos problemas es una de las grandes tareas pendientes para toda la sociedad, y en particular para las autoridades.