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Cuatrocientas familias sufren por falta de ripio en 5 campamentos

problema. Las intensas lluvias de los últimas días han intensificado la presencia del barro en los asentamientos ubicados en Rahue Alto. Sus habitantes deben caminar hasta 800 metros por senderos en malas condiciones y los dirigentes aseguran que han solicitado material pétreo al municipio, pero hasta ahora no han tenido respuesta.

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Los más de 40 milímetros de agua caída entre el lunes y las 15 horas de ayer, han acentuado los problemas que viven más de 400 familias residentes en los cinco campamentos de Rahue Alto, que a las dificultades propias de la precariedad de sus viviendas suman la complejidad que implica acceder a éstas a través de senderos que están llenos de barro.

Los improvisados pasajes se han transformado en jornadas como la de ayer en verdaderas 'piscinas' de barro jabonoso, que dificultan en extremo caminar, ya que cualquier descuido puede derivar en una caída.

Esta situación se repite en los campamentos Por un Futuro Mejor III, El Esfuerzo, Costanera, Padre Hurtado y Las Camelias, todos ubicados en el sector sur de Rahue Alto.

Los dirigentes de esos asentamientos aseguran que la única manera de entregar mayor estabilidad a los caminos es colocando ripio, lo que evita que la tierra se ablande producto del efecto de las lluvias.

Por esta razón, explican que han enviado varias cartas al municipio e incluso se han reunido con el alcalde de Osorno, Jaime Bertín, pero aún no han recibido la ayuda solicitada, consistente en el envío de camiones con material pétreo para esparcir por los senderos.

Para los dirigentes, la situación es preocupante principalmente por la mala calidad de vida que llevan las familias y por los riesgos de sufrir caídas que pueden generar consecuencias graves.

Desde el municipio aseguran que el problema radica en que los camiones que transportan ripio no pueden recorrer las angostos caminos de las campamentos, pero que están conscientes de la necesidad de asegurar los accesos y evitar la acumulación de barro.

Montañas de Barro

Carolina tiene 35 años y vive en el campamento Las Camelias. Diariamente debe caminar al menos dos veces al día los 800 metros que existen entre su pequeña mediagua y el final de avenida Real, donde aborda un colectivo para llegar hasta su trabajo, en el centro de la ciudad.

Para la mujer caminar este trecho habitualmente no es un problema, pero desde que comenzaron las lluvias en mayo su ruta es cada vez más compleja y agotadora.

'El barro es un factor que debo enfrentar a diario y que se ha transformado en un dolor de cabeza. Los zapatos quedan sucios, mojados y trasladan la humedad hasta las casas', explicó.

En cada paso que da Carolina, la ruta se hace más difícil y jabonoso, ya que la lluvia genera una mezcla blanda de tierra y agua que dificulta caminar.

Son 400 las familias que viven en los cinco campamentos. Por lo mismo, a medida que las horas transcurren el barro es más blando, producto de la circulación peatonal.

'Mi casa queda al final de la pendiente, lo que complica todavía más mi recorrido, porque enfrentamos una verdadera montaña de barro. Lo único que ayuda son las piedras que dan estabilidad al pisar', dijo la mujer.

Las precarias viviendas están ubicadas de forma irregular en la ladera, donde sólo el paso cotidiano de las personas ha generado huellas que las lluvias de invierno transforman en charcos de agua y barro.

Caminos de piedra

Erwin Mansilla, dirigente del campamento Costanera, coincidió en que la única solución para mejorar los accesos de los campamentos es colocar ripio.

'La última vez que vinieron fue el año pasado, cuando los camiones tolva dejaron al menos el pasaje principal seguro y sin barro. Este año lo hemos solicitado, pero no han venido y ya estamos en agosto', sostuvo el dirigente.

Agregó que otro problema es que los furgones escolares ya no quieren ingresar, porque el barro y la lluvia hacen que patinen y no puedan muchas veces salir del lugar.

Mansilla señaló que les han entregado ayuda en material de construcción durante el invierno, pero planteó que el ripio es fundamental por lo menos una vez al año, 'porque no podemos pavimentar, pero las piedras son nuestros caminos seguros', dijo Masilla.

Danilo Calisto, dirigente del Campamento Por un Futuro Mejor III, explicó además de la solicitud de ripio, han pedido que se lleve una máquina retroexcavadora para aplanar el camino y fijar las piedras.

'Son cinco campamentos los afectados y parece que a las autoridades no les interesa solucionar', sostuvo Calisto.

Precisó que si bien en las reuniones con el municipio siempre les indican que el ripio está contabilizado para el sector, 'en la práctica aún esperamos'.

Ana Manríquez, representante del campamento Padre Hurtado, señaló que el barro es una real preocupación, porque si bien la tierra es segura al pisar, el barro es para ellos como caminar en un piso encerado y en bajada.

'El año pasado nos trajeron ripio y es lo que aún le da estabilidad a parte del camino que une los cinco campamentos, que es el pasaje Esperanza. Pero este año aún esperamos', indicó la dirigente.

Juan Luis Añazco, jefe de la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco), explicó que efectivamente se han recibido solicitudes de ripio de los dirigentes de los campamentos afectados e informó que un grupo de funcionarios fue a evaluar la situación a terreno, donde comprobaron que se trata de una necesidad real.

'Estamos claros que existe barro, pero no tenemos cómo ingresar con los camiones hasta el campamento, porque los caminos son estrechos y podemos pasar a llevar alguna vivienda. Ahora estamos viendo alguna solución', explicó Añazco. Añadió que el año pasado entregaron ripio al menos dos veces, pero que es difícil ingresar durante el invierno.

En todo caso, recalcó que el resto de ayuda ha sido canalizada de manera óptima a las personas que viven en campamentos.

Ángela Villarroel, jefa de la Dirección de Obras Municipales , complementó que en abril de este año se entregó ripio y se mejoraron los caminos. Sin embargo, dijo que están conscientes del efecto de las lluvias y ya verificaron en terreno cuánto material necesitan, pero mientras las lluvias persistan es imposible entregar la ayuda.

'Los camiones que trasladan el ripio son de alto tonelaje y por lo mismo es muy difícil que puedan ingresar al terreno donde están las familias afectadas. Se pueden volcar o quedar enterrados', sostuvo Villarroel.

Agregó que para colocar el material tiene que existir una ventana importante sin lluvias, que permita que la tierra seque. 'Las viviendas están ubicadas en una ladera y eso dificulta los trabajos. Por lo mismo existen restricciones de construir en esas zonas', recalcó.

2.232 personas

Más de 800 planchas de zinc se han entregado a los residentes de campamentos para enfrentar las inclemencias del invierno.

40,1 milímetros

Una ladera

'Los camiones que trasladan el ripio son de alto tonelaje y por lo mismo es muy difícil que puedan ingresar al terreno '