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Osorninos explican las razones por las que optaron vivir en el campo

Tendencia. Entre los argumentos está evitar la contaminación del aire que afecta a la ciudad, los tacos vehiculares y el poco espacio que ofrecen las viviendas actuales. Asimismo, tienen la opción de realizar actividades anexas, como huertas y crianza de animales.

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'Osorno ha crecido muchísimo y las casas a las que te vas a vivir actualmente son cada vez más pequeñas. Lo mismo sucede con los patios, y yo que trabajo en el campo siempre me encuentro en contacto con lo rural, lo que me hizo pensar que debía vivir en un lugar con las mismas características'.

Así explica Luis Ramírez, de 36 años, parte de la razones por las cuales optó por vivir en el campo, decisión que han tomado muchos osorninos que durante el último tiempo han decidido dejar los semáforos, los bocinazos y la contaminación de la urbe para instalarse en las afueras y disfrutar de los placeres que entrega una vida rodeada de naturaleza, aire limpio y actividades relacionadas con la vida rural.

Este ingeniero de ejecución agrícola que trabaja en el Inia Remehue está casado desde octubre de 2013 con su polola de hace cinco años. En el transcurso de su vida, Luis confiesa que deambuló entre la casa de sus padres y la de sus suegros, en San Pablo y Osorno respectivamente. Por lo mismo, y con varios años de anticipación, se propuso ahorrar para en algún momento construir la casa de sus sueños. Eso sí, fuera de la ciudad.

Su anhelo se concretó finalmente con la compra de poco más de diez hectáreas en el sector Pichilcura, a 20 kilómetros de Osorno, donde actualmente está preocupado de varias actividades que lo mantendrán ocupado una vez que en septiembre próximo se instale definitivamente junto a su esposa Natacha García.

'Todos los fines de semana vamos para allá con mi señora a realizar diversos trabajos de remodelación de la casa. No nos vamos a cambiar hasta que tengamos todo listo como para mudarnos definitivamente, ya que no queremos hacer arreglos a último momento. La idea es que sea llegar y quedar instalados inmediatamente', cuenta.

Este ingeniero de ejecución agrícola que trabaja en el Inia Remehue se preocupa intensamente junto con su esposa de la producción de huertos agrícolas, la plantación de árboles frutales y la crianza de ganado. 'Es la visión a futuro de una jubilación que pensamos ganarnos a base de trabajo en lo que será nuestro hogar', explica el profesional del agro.

Por lo mismo, asegura que para que ello se concrete así, era fundamental que con su pareja estuvieran de acuerdo en vivir en las afueras.

'Sería imposible establecernos aquí sin que a los dos nos hubiese nacido el deseo', señala seguro de la determinación tomada entre ambos.

Las razones de adoptar este acuerdo con Natacha fueron variadas. Pensando en lo que será una futura familia con hijos, Luis cree que el fenómeno de la contaminación que afecta a Osorno actualmente le ayudó a reafirmar la decisión que tomó.

Y si bien reconoce que existe un costo económico y de tiempo asociado al traslado desde su casa en el campo hasta Osorno, 'ello se compensa cuando comienzas a producir tus propias verduras y frutas. Uno encuentra el pago de esos costos al estar tranquilo rodeado de naturaleza, árboles, pájaros y un cielo totalmente limpio', reflexiona.

tranquilidad y ganado

El matrimonio de Aldo Valdebenito y Liz Núñez siempre tuvo la inquietud de mudarse a una casa en el campo y quedarse a vivir allí. Ello, siempre y cuando sus hijos estuvieran más grandes e independientes.

Esa realidad se cumplió hace exactamente un año. Ambos se fueron a vivir a una parcela de 5 hectáreas en el sector Trafún, en la comuna de San Pablo, a 9 kilómetros de la Ruta 5 y a 15 minutos de su trabajo, 'que es un poco más del tiempo que uno se demora con el tráfico y los semáforos en Osorno, salvo que acá me vengo directo', explica Aldo Valdebenito al detallar una de las primeras ventajas que implica vivir en las afueras.

Este osornino de 59 años asegura que en el campo si hay quehaceres en los que mantenerse ocupado. 'Se puede trabajar en el jardín y en la poda de árboles. Estoy siempre pillado', dice sonriendo.

Entre las desventajas señala que hay poca disponibilidad de gente en el lugar para ayudarle en el trabajo del campo. 'Yo crío ganado vacuno y lo cierto es que necesito un poco de ayuda y como no hay, ocupo todo mi tiempo libre en tareas cotidianas y menos en las que son permanentes', refiriéndose a proyectos como por ejemplo cierres perimetrales.

Una de las tareas que le lleva más tiempo y esfuerzo a Aldo es la crianza de animales, sobre todo en este tiempo donde hay que forrajear y donde los terneros ya se han convertido en novillos.

Y si bien describe es una actividad sumamente entretenida, es harto lo que debe hacer cuando llega de su trabajo.

Por el momento, el cultivo de hortalizas todavía no es un tema. 'La ganadería te ocupa tiempos cortos. No así el cultivo, donde debes dedicarles grandes espacios a preparar la tierra, al riego o a desmalezar. Aún así, creo que tarde o temprano voy a llegar a eso', dice riendo.

En cuanto al papel que juega su esposa en la nueva etapa que están viviendo, Aldo señala que le ha hecho bien. Ella se jubiló como docente y le encanta la vida de campo.

'Está feliz. Para ella haberse ido a vivir al campo fue la mejor decisión que podríamos haber tomado', enfatiza.

Pese a los esfuerzos adicionales que pueda significar vivir en un ambiente rural, Aldo no cambia la tranquilidad que le entrega un espacio donde puede estar tranquilo y esperar cómodamente la visita de sus tres hijos, quienes lo visitan cada fin de semana.

pastor

Juan Bahamondez (59 años) se desenvuelve diariamente en torno a dos actividades que le ocupan la mayor parte de la semana en Osorno: una como contratista y la otra como pastor evangélico de la iglesia Alianza Cristiana y Misionera, ubicada en avenida Real 1723, en Rahue Alto.

Por ello, la distancia de 18 kilómetros que separa su hogar de Osorno se ha convertido en el mayor inconveniente a la hora de programar su tiempo.

'Trabajo toda la semana y los domingos por la mañana presido reuniones en la iglesia. Y los miércoles dirijo otras actividades que también se replican durante los restantes días', dice.

Aún así, señala que no se vendría a vivir a la ciudad. Y es que don Juan está acostumbrado a una vida sin sobresaltos. Originario de Osorno, pasó 30 años de su vida trabajando en Santiago para Canal 13. Y aunque el trabajo era demandante, él y su señora siempre optaron por vivir en las afueras de la ciudad.

'Aunque debo confesar que a ella le interesa vivir más cerca de la ciudad', dice riendo en complicidad por haber 'impuesto', de alguna manera, su preferencia en la decisión de matrimonio.

Por eso cuando volvió hace diez años a la capital provincial, decidió irse a vivir a una parcela de media hectárea, a 18 kilómetros de Osorno, en el villorrio rural La Florida, a orillas de la ruta 215, en la comuna de Puyehue.

Eso sí, Juan admite que vivir alejado del centro urbano tiene tanto ventajas como desventajas, aunque se queda con las primeras. 'La tranquilidad que se vive en el campo no se puede comparar con nada. Allí vivo tranquilo y no tengo que estar escuchando los gritos de los vecinos', señala riendo.

A la vez menciona que el tema de los espacios es impagable. 'Allá tengo algunos animalitos y en verano hay lugar suficiente como para que me vengan a visitar mis nueve nietos', dice contento y orgulloso por la decisión que tomó de vivir en el campo.

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'La ganadería te ocupa tiempos cortos. No así el cultivo, donde debes dedicarles grandes espacios a preparar la tierra, al riego o a desmalezar. Aún así, creo que tarde o temprano voy a llegar a eso'.

'Uno encuentra el pago de esos costos al estar tranquilo rodeado de naturaleza, árboles, pájaros y un cielo totalmente limpio'.

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