Bestias, salvajes! Son las expresiones más usadas para referirse a aquellos seres de la escala zoológica que matan sólo para comer, hacen el nido antes de poner los huevos y brindan al hombre alimento, abrigo, fuerza de trabajo y compañía.
Ahora, qué decir de nuestros domésticos amigos:
¿Rottweiler muerde a transeúnte? Primera plana en los diarios, una semana en televisión, matinales incluidos. ¿Pitbull ataca a ciudadano? Perro condenado a muerte y familia de ciudadano exige indemnización por perjuicio moral y estrés post traumático...
En fin, ¡esto sí que es pelambre! Parece que esto de culpar a los animales está directamente relacionado con el nivel moral, cultural y social de cada raza.
En nuestro país, muchos asesinos, violadores, ladrones y corruptos, se pasean felices por las calles (algunos, incluso con autoridad); pero basta que un perrito maltratado por sus propios 'dueños' agreda a alguien (que se acercó al animal en ejercicio de su libre albedrío) para que los parlamentarios nombren comisiones, el ejecutivo envíe un proyecto de ley, las actuales autoridades aprovechen los medios de comunicación, los vecinos lloren frente a las cámaras y la mitad del país rasgue vestiduras, ¡y todo sin efecto alguno!
Sin embargo, en los países civilizados es imposible encontrar un animal doméstico sin que vaya 'responsabilizado' por su amo, mucho menos excremento y/o perros vagos. En Europa, uno se encuentra a boca de jarro en restaurantes con perritos y gatos. ¿Calles sucias? Olvídelo, ni siquiera un papel de chocolate! Es más, en los trenes (allá existen) nos puede tocar como compañero de viaje a un precioso Jack Russell o un lindo gatito.
Aquí, en cambio tan macanudos, vivimos rodeados de jaurías de perritos callejeros y gatos abandonados y sus consecuencias. Y aunque algunas autoridades aún creen en esa ley: 'deshacerse del problema', (matando al más débil, como siempre) en nuestra ciudad un concejal, don Daniel Lilayú propone 'policía canina' que ayude a la esterilización de las perritas. Excelente iniciativa que todos deberíamos apoyar. Teniendo en cuenta, sin duda, que la solución perfecta es la educación. Pero por algo se empieza, ¿no cree?