Una discusión aún pendiente es la que debe darse en torno a la posibilidad de que se cuente con una doble vía concesionada en la Ruta Internacional 215, tomando en cuenta que existe un consenso generalizado respecto de la necesidad de mejorar ostensiblemente las actuales condiciones que presenta esta vía estratégica para toda la Región de Los Lagos y principalmente para la provincia de Osorno.

Lo que llama la atención, eso sí, es el prematuro rechazo que una posibilidad como ésta provoca en algunos representantes políticos oficialistas de la zona, que insisten en que generar una licitación privada de las obras es, prácticamente, actuar 'a espaldas de la gente'. Y esto sorprende principalmente, debido a que ha sido la propia Presidenta de la República, Michelle Bachelet, quien anunció el jueves recién pasado un Plan de Infraestructura, Desarrollo e Inclusión del Ministerio de Obras Públicas, que tiene como uno de sus ejes centrales el área de concesiones, con una inversión total estimada en los 9.900 millones de dólares, que se ejecutarán entre el 2014 y el 2020. Aquí se incluyen obras de mejoras en infraestructura de caminos y en autopistas existentes, donde perfectamente podría caber la inclusión de la doble vía en la carretera internacional osornina, aunque este hecho aún no ha sido confirmado oficialmente por las autoridades pertinentes.

Es muy cierto que una iniciativa como ésta tiene un costo que por una determinada cantidad de años tendrían que pagar los automovilistas y seguramente también los usuarios del transporte colectivo, quienes verían aumentados los valores de pasajes. Sin embargo, junto con este argumento en contra, se debe poner en la balanza factores como la seguridad que otorga una doble vía para automovilistas, peatones y ciclistas, las perspectivas económicas que surgen en materia turística pensando en la reducción de los tiempos de desplazamiento y la estrategia de impulsar el llamado 'corredor bioceánico', con vías de mayor calidad. Punto aparte es que se reduzcan los daños que sufren los vehículos debido al mal estado de la carretera.

Es fundamental que una iniciativa como ésta genere un debate ciudadano, pero para ello es necesario que se cuente con todos los argumentos de una discusión de fondo.

Ala hora de hablar de educación aparecen muchas voces competentes y cuando se trata de reformas educacionales, aumentan los expertos con tales predicciones que atemorizan apocalípticamente a la ciudadanía, o la dejan contenta con las ofertas del día, como si éstas satisfarán las carencias y males que cultivamos durante tantas décadas. Escuchando y leyendo sobre el tema, existen tantos ingredientes y modos de preparar esta carbonada educacional que, a la sola enumeración de ellos, me declaro incompetente para sugerir siquiera una receta.

Por ello, solicito que alguien me diga qué hacer con los ingredientes adquiridos, para no dejar un desastre en la 'calidad' de este plato. De los profesores: Estudios universitarios insuficientes; sin vocación ni habilidades personales y profesionales; apego a las tecnologías como único medio de enseñanza, olvidándose del manejo del habla; carga horaria y alumnos en aula inaceptables; trabajos para la casa como si fueran su natural extensión horaria y preparación de clases como si estuvieran haciendo sus prácticas; guardar silencio frente a directores respaldados por kilos de antecedentes pero sin capacidad de liderazgos; soportar la insolencia de alumnos, padres y apoderados; conformarse con bajos sueldos, con deudas históricas y previsionales, correr de una institución a otra para cubrir sus gastos; seguir programas de asignaturas en el ámbito del lenguaje o de las ciencias sociales de dudosos contenidos y metodologías; aceptar las dudas de la sociedad, incluso, de aquéllos que le entregan sus hijos para educarlos; ser calificados por expertos que jamás han hecho clases en las aulas habituales de la enseñanza municipalizada; más las que usted agregue.

De los padres y apoderados: olvidar que los comportamientos y actitudes básicas de los alumnos vienen de la casa; que la sobreprotección nunca ha sido una buena consejera; que su función es estar al lado del profesor y no en contra; que debe estimular la vocación, las destrezas, habilidades y comportamientos sociales de sus estudiantes; que los valores también cuentan a la hora de respetar y de apreciar a los profesores y a los compañeros; que debe aceptar las limitaciones propias de todo ser humano para que, al final de cuentas, pueda sobreponerse a las dificultades del camino. Hasta aquí he llegado sin mayores problemas: las dificultades vienen ahora cuando los políticos y otros metidos a legisladores, me transforman mi carbonada en una olla de grillos.