El país vive un proceso de profundos cambios. Casi sin darnos cuenta, en un par de meses comenzamos a discutir una serie de temas controversiales que antes se omitían. Desde hace un par de años, los escolares comprendieron -antes que los adultos-, que la educación debía cambiar y salieron a la calle a manifestarse. Y desde el Mundial pasado al menos, hay una generación de futbolistas que junto con poseer cualidades técnicas incuestionables y de altísimo nivel, agregan a esas virtudes una mentalidad ganadora, que no sólo nos permite clasificar a los mundiales, sino que ahora, por vez primera vamos a competir y no sólo a participar.
Pues bien, mañana -ante Brasil- se vivirá una jornada de aquellas que suelen pasar a la historia, porque si todo marcha bien para La Roja, es posible que obtengamos un resultado histórico que nos permitirá clasificar a cuartos de final.
Y si eso sucede, de seguro se dará paso a una celebración como pocas, que lamentablemente en el último tiempo han estado cruzadas por hechos de violencia. En consecuencia, cabe preguntarse, ¿por qué cada vez que festejamos algo, la fiesta termina en vandalismo, violencia y destrucción? ¿Qué hay en el chileno del siglo XXI, empoderado, demandante y hasta ganador, que no puede celebrar con frenesí -si quiere-, pero sin destruir el entorno? ¿Acaso se está incubando un germen de frustración e impotencia, contaminado con rabia y molestia, que estalla cada vez que la manifestación es masiva y nos permite escondernos en el anonimato?
De seguro, los especialistas tendrán respuestas más certeras que las nuestras, pero sí podemos coincidir en que el fenómeno se está produciendo, y es tiempo también de abordarlo. Porque la violencia y la destrucción, no pueden opacar ni imponerse a la legítima algarabía de otro importante porcentaje de la población, que sí quiere y sabe festejar con mesura.
El país está cambiando. Y si los 'astros se alinean', es factible que los festejos dejen de ser una excepción para tornarse más habituales, pero aquello debe ser necesariamente con responsabilidad.