En Chile nos hemos planteado el firme propósito de convertirnos en un país desarrollado y ello, por supuesto, supone cambios en muchos ámbitos del quehacer y de las políticas públicas. Qué duda cabe que existen necesidades urgentes por resolver problemas de desigualdad.
Existen múltiples y justificadas razones por las cuales mejorar nuestro sistema educacional, debemos asumir con visión de futuro el envejecimiento de nuestra población y la necesidad de mejores condiciones de vida para nuestros abuelos y para nosotros el día de mañana.
En fin, son múltiples las necesidades y los recursos escasos, problema económico básico con el que nuestras autoridades, al igual que todos nosotros, deben trabajar.
En un escenario complejo, con cambios de paradigmas profundos, no es fácil decidir cómo priorizar y en qué ámbitos 'innovar' o hacer cambios, es por ello que se hace necesaria la discusión, el debate y la búsqueda conjunta de las mejores ideas, que con el menor riesgo posible nos conduzcan al desarrollo.
En democracia elegimos a nuestros gobernantes y les otorgamos las atribuciones para que nos representen, por lo tanto, debemos comenzar por entender y respetar una propuesta elaborada con muy buena intención, que busca resolver las problemáticas propias de un país que quiere convertirse en 'desarrollado'. Pero no podemos desentendernos de un debate profundo, a ratos técnico, pero muy necesario.
Esta última es la razón por la cual las Instituciones de Educación Superior deben comprometerse en la generación de espacios para debatir, para informar y para que se ejerza el legítimo derecho a opinar, plantear puntos de vista y transmitir a nuestros representantes cuáles son las reales necesidades y preocupaciones, tanto desde un punto de vista regional como sectorial.
La reforma tributaria se ha comunicado como un proceso necesario para otra gran reforma, la educacional, donde seguro vendrá otro debate importante y al cual desde ya invitamos a plantear posiciones, opiniones e inquietudes, las que nos permitan como país no sólo salir fortalecidos desde un punto de vista económico y de equilibrio fiscal, sino también, como un país maduro capaz de discutir y ponerse de acuerdo en temas transversales e importantes para el futuro de Chile.