Por el delito de homicidio frustrado, el Ministerio Público de Osorno inició una investigación en contra de un hombre de iniciales I.M.A.V., de 42 años, quien en un confuso incidente le disparó a un comerciante ambulante identificado como Erik Jordán Báez (41 años), quien recibió el impacto de bala sin salida en el cuello.

De acuerdo a lo expresado por la fiscal Cristina Cárcamo, los hechos ocurrieron la noche del viernes en el inmueble donde vive la madre de la víctima, en calle Amunátegui al llegar a Errázuriz, donde ambos habrían discutido.

"Hay dos versiones: la víctima habría sido atacada por el imputado en la casa de éste, al parecer por rencillas anteriores, mientras que el detenido asegura que fue en defensa propia, al ver que el sujeto lo fue a encarar por problemas que se habrían suscitado con la madre del herido el día anterior", comentó la abogada.

El acusado fue formalizado el mediodía de ayer. El hombre, en tanto, se entregó de manera voluntaria en carabineros. El tribunal determinó medidas cautelares y un plazo de 60 días para investigar este homicidio frustrado.

El lesionado permanece fuera de riesgo vital internado en el Hospital Base San José de Osorno.

Sergio Silva Vásquez

"Yo no quiero volver a dormir en este lugar, me angustia mucho saber que aquí murió mi amigo. Era una buena persona y compartíamos desde hacía más de un año, pese a nuestra condición de indigentes".

El testimonio corresponde a Jeanette Arriagada (29 años), quien la tarde del viernes 18 de abril encontró el cuerpo sin vida de su amigo Sergio Kremar Matamala, de 50 años, con quien vivía junto a su pareja Mauricio Santana como personas en situación de calle, donde funcionó el ex cabaret "Elefante Blanco", en calle Luis Cruz Martínez de Francke.

"Desde hace un año que la dueña del terreno nos autorizó a quedarnos y así le cuidábamos el recinto. Junto a él salíamos a trabajar, picábamos leña o hacíamos labores de jardinería. Y ahora está muerto", recordó la mujer, quien no escondió su emoción cuando personal del Servicio Médico Legal (SML) retiró el cuerpo desde el lugar.

Teresa Castro, vecina del sector, fue una de las personas que llegó hasta el lugar del hallazgo del cuerpo y lamentó la muerte de Sergio Kremar.

"Pese a su condición de indigente y su problema con el alcohol, era un buen trabajador, picaba leña en mi casa y nunca fue mala persona. Creo que varios vecinos lo vamos a extrañar, ya que siempre nos hacía algunas peguitas en la casa", comentó la vecina de calle Pérez Canto.

El hombre padecía constantes ataques epilépticos, los que se habían agudizado en el último tiempo; incluso Teresa Castro señaló que hace pocos días lo vio muy enfermo y temía que algo malo pudiera pasarle.

Tras el aviso de hallazgo del cadáver, Carabineros del Retén de Pampa Alegre ratificó su muerte, por lo que la fiscal de turno Cristina Cárcamo ordenó retirar el cuerpo y trasladarlo al Servicio Médico Legal para establecer su deceso, el que preliminarmente habría ocurrido por una insuficiencia hepática.

Sergio Kremar, quien tenía familiares en la población Nueva Esperanza de Pampa Alegre, era beneficiario del programa Calle del Ministerio de Desarrollo Social y ejecutado por el municipio.

En la comuna son 35 personas las que se encuentran bajo el alero del programa y de acuerdo a lo manifestado por la coordinadora, Valesca Ojeda, a las personas se les hace un seguimiento permanente e incluso visitan a quienes residen en espacios públicos o privados, ya que hay otros que se albergan en el Hogar de Cristo.

"A ellos les entregamos abrigo y alimentación y buscamos la forma de reinsertarlos en la sociedad, con ayuda de profesionales para sacarlos de la condición de vida que llevan y puedan tener una fuente laboral", expresó Ojeda.

Jeanette Arriagada, de 29 años, tiene una hija de dos que está al cuidado de su madre en Puerto Montt. La mujer vivía con su pareja en la casa de sus suegros, pero por problemas con el jefe de hogar ella y su pareja comenzaron a vivir en la calle. Jeanette fue atacada hace unos días por una mujer que le causó heridas en el rostro. "No es fácil vivir en estas condiciones, muchas veces los mismos familiares nos cierran las puertas y nos desean lo peor, pero cuando uno fallece, ahí se acuerdan que existimos. Eso duele mucho", comentó Janette Arriagada.