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Sicólogo reparte el tiempo entre su profesión y la pasión por la música

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Cristóbal Peña es osornino, tiene 33 años de edad, sicólogo de profesión y un amante de la música. Tanta es su pasión, que en paralelo a su trabajo "formal", es además el coordinador de la Sala Rubik, proyecto emplazado en la Corporación Cultural de calle Antonio Matta. La sala, que se abrió en diciembre del año pasado, tiene como objetivo entregar becas de tres meses de duración a bandas emergentes de la zona que necesiten un espacio donde ensayar y profesionalizarse en el sonido.

Peña se tituló el año 2008 de Sicología en la Universidad Andrés Bello de Santiago. Durante su tiempo como estudiante conformó la banda Horlaz, sin embargo hace cuatro años volvió a su natal Osorno, donde en la mañanas trabaja en su profesión y en la tardes se dedica a su otra pasión: la música y coordinación de la sala.

Su actual agrupación, "Peña y todos los santos" -donde canta y toca la guitarra- lanzará este año su segundo disco con el sello Tue Tue.

-¿Qué te motiva a impulsar este tipo de iniciativas?

-En realidad no tengo un sólo motivo, pero el principal es potenciar a los grupos de mi zona, porque aquí hay bandas muy buenas y siempre he sentido la inquietud de poder rescatar los grandes talentos del sur. Soy un poco soñador, pero siempre despierto, dejo que todo vaya avanzando con su flujo natural, para ver qué pasa.

-¿Crees que las oportunidades en el ámbito artístico acá son escasas?

-Tiene mucho que ver con eso, pero siento que eso también está cambiando, porque cuando llegué las bandas se tenían mala onda entre sí y no habían tantos lugares donde presentarse. Ahora parece que se dieron cuenta que hay que trabajar juntos para mantenerse. Además, ahora hay más lugares donde tienen música en vivo y valoran lo que uno hace, no es como relleno, sino que parte del servicio que ofrecen a los clientes.

-¿Por qué crees que se ha dado el cambio?

-Por un lado es un tema generacional y también por lo último que te decía. Es un adicional para los locales tener una banda en vivo. Ha sido un avance, pero falta mucho todavía.

La banda que lidera ha debido afrontar diversos cambios en su formación, ya sea por motivos laborales o de estudios. No obstante, según explica Cristóbal, "por suerte aquí hay hartos músicos de excelente nivel".

Ahora la banda está integrada por Gerardo Pérez en el teclado, Franco Julián en el bajo, Carlos Segovia en la batería y Cristóbal canta y toca guitarra.

A través de su experiencia en la música y el haber vivido fuera de Osorno, le permite cultivar una visión más integral sobre el arte en la comuna.

-¿Cuáles son los principales problemas que deben afrontar las bandas en Osorno?

-El problema es que no se escuchan y no lo digo en el contexto de estar tocando en su casa, sino que no se escuchan de forma profesional. Por eso quise recuperar este espacio (Sala Rubik) para que ellos tengan la oportunidad de tocar en un espacio implementado profesionalmente y sean capaces de mejorar sus falencias y potenciarse. A mí me pasó, tuve que tomar clases de canto y de a poco he ido mejorando.

-¿Cuál es el objetivo a largo plazo?

-Por un lado está el tema de la sala, que me gustaría ir arreglando más hasta convertirla en un estudio de grabación, pero eso depende del interés que se genere, no quiero apurar el ciclo. En cuanto a la banda, obviamente lo del disco es lo primero y poder seguir tocando y creciendo. En mi profesión estoy en un buen momento porque me permite hacer todo lo que me gusta paralelamente.