Miguel Montenegro Moreno
Las "Claudias". Así son conocidas Claudia Curtze (53) y Claudia Araneda (20) en el circuito golfístico de la zona sur.
Madre e hija se han transformado en parte de la élite de este deporte, además de compartir una pasión deportiva que se arrastra desde hace años, partiendo por el tenis. Ahora como jugadoras (y competidoras), luchan por fomentar esta disciplina en la ciudad, mientras consiguen torneos y se miden de igual a igual con los mejores deportistas varones.
De hecho el fin de semana recién pasado ambas participaron en el Campeonato Abierto de Temuco, disputado en el Frontera Country Club y que reunió a 120 deportistas en todas las series, de las cuales 13 eras mujeres. Y Curtze logró el primer lugar general del certamen, venciendo incluso a los varones con un total de 235 golpes.
Araneda, en tanto, consiguió 244, transformándose de paso en la ganadora Damas en Gross, además de ubicarse entre las primeras cinco a nivel general.
Tras el exitoso paso por la Región de la Araucanía, ambas golfistas continuarán compitiendo en el circuito sureño, que comprenderá el tradicional Abierto de Osorno, a desarrollarse en el Club de Campo del 8 al 9 de febrero; y el Abierto de Valdivia, desde el 14 al 16 del mismo mes. Incluso Claudia Araneda se irá a Santiago a estudiar, por lo que tiene como intención seguir ligada a esta disciplina y medirse con las mejores, en torneos rankeados. "Va a ser un bonito desafío y es motivante, porque allá la competencia es fuerte", acotó.
Claro que, lo dicho, la relación entre ambas se alimenta del deporte desde hace años, incluso con un deporte distinto. Claudia Curtze practicaba tenis y le inculcó a su hija la pasión por las raquetas.
De hecho se transformó en su entrenadora y la pequeña Claudia comenzó a despuntar en un deporte complicado. Así, mientras hacía clases en el Club Olimpia, Araneda se iniciaba en los torneos y lograba títulos. Hasta que en el 2005 se fue a Santiago para dedicarse y competir contra las mejores. Fueron cerca de 5 años donde estuvo en las academias ProTenis y de Horacio de La Peña. Incluso entrenó en Mendoza, Argentina, por cinco meses.
Pero por motivos económicos no pudo continuar y la joven reconoce que le dolió. "Especialmente porque ahora veo jugadores que estaban a mi nivel pero ahora ellos siguen jugando. Eso igual te frustra un poco".
Poco a poco comenzó a acercarse al golf, especialmente motivada por su madre, quien también comenzó a tomarle el "gustito" a una disciplina que, como ellas mismas indican, "es un desafío con uno mismo".
-¿La relación en el deporte ha ayudado a un mayor acercamiento como madre e hija?
-C.C: Así es, ya que siempre hemos estado ligadas por la actividad física. En el caso del tenis, cuando se definió que siguiera en Santiago entrenando, seguí sólo como mamá, no como entrenadora.
-C.A: De hecho nos ayudamos mucho, nos vamos superando mutuamente y es bonito hacerlo con tu mamá.
-Y en la cancha, por mucho cariño que exista de todas maneras cada una quiere ganar...
-C.C: De hecho es así, pero el golf te permite subsanar algunas falencias que uno puede tener. Por ejemplo la Claudia pega mejor a distancia, pero quizás yo tengo mejor acercamiento al green.
-¿Y cómo ven al golf local?
-C.A: Se ha formado un buen grupo, aunque la mujer es más reacia a hacer deporte. Ojalá que esto cambie.