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Osorno cae 58-87 ante Tinguiririca y hoy lucha por su supervivencia

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La primera jugada del partido, una volcada espectacular de Rashad Jones-Jennings, fue un verdadero espejismo de lo que mostraría Osorno Básquetbol en el partido de ayer, el tercero de la final de la Liga Nacional Movistar.

Porque en un Gimnasio Monumental "María Gallardo Arismendi" repleto hasta las banderas, donde el público se volcó en masa para apoyar al equipo que jugaba su primera final de la competición cestera profesional más importante del país desde el 2006, el cuadro de Juan Manuel Córdoba perdió, literalmente, de principio a fin.

Osorno Básquetbol nunca pudo entrar en el partido y terminó perdiendo por un doloroso 58-87, por lo que queda 1-2 en la etapa decisiva. Y a un duelo de perder la corona, que esta noche, de volver a ganar, podría quedar en manos de Tinguiririca.

Partió bien Osorno, con la mencionada volcada de Rashad Jones-Jennings y cinco puntos consecutivos de Gonzalo Velásquez, que dejaron en ventaja al local por 7-3, el cuadro de Tinguiririca, liderados por Patrick Sáez y Darrien Mack, con 9 y 10 puntos en el primer cuarto, respectivamente, comenzaron poco a poco a cimentar una victoria basada en una defensa presionante y un porcentaje de conversión altísimo. Todo, sumado a una impotencia del local que se fue mermando con cada pérdida o lanzamiento errado. Tampoco ayudó la reticencia de los árbitros a cobrar fouls en la pintura local. Marcus Morrison y Jones-Jennings lo sufrieron.

De hecho fue el ex taurino Sáez, anotando desde todos los rincones de la cancha y Mack, imponiéndose en la pintura, quienes lideraron la verdadera estampida visitante. La desesperación comenzó a apoderarse de los Toros.

Así, culminó el primer cuarto con una ventaja de 17-22 para San Fernando que comenzaba a poner nerviosos a varios.

Si los hinchas esperaban el inicio de la remontada osornina en el segundo cuarto, Tinguiririca se encargó de sepultar cualquier atisbo.

Y es que el cuadro visitante anuló cualquier opción, especialmente con una defensa asfixiante y que fue ayudado por la escasa movilidad en ofensiva que mostró Osorno.

Se vio un equipo anfitrión apurado, que abusó de los tiros de tres puntos, sin obtener resultados (sólo 5 de 24 en todo el encuentro, con Morrison lanzando 1-9 desde la tercera dimensión) y que nunca exhibió esa garra que había mostrado en partidos anteriores. Incluso en el duelo que perdió en San Fernando, la desesperación nunca se hizo presa de la escuadra osornina. Ayer sí.

Este segundo periodo culminó con una ventaja de los dirigidos de Pablo Ares por 31-44, que se alejaban cada vez mas y comenzaban a asegurar el segundo punto de esta final.

El equipo buscó dar un golpe en la mesa de entrada, con rápidos ataques y una defensa agresiva logró quedar a sólo siete puntos.

Pero la suerte parecía estar echada, porque nuevamente buenas jugadas de Patrick Sáez y un sólido Franco Morales terminaron por cimentar la victoria visitante... en tres cuartos. Como muestra, un botón: tras ataques sucesivos de Tinguiririca, el marcador quedó 39-52. Pero en cuestión de minutos, una racha de 2-10 para el visitante dejó el marcador 41-68 y las opciones de ganar terminadas. El último cuarto se jugó por cumplir y que terminó por cerrar la abultada caída por 58-87.

¿Que se viene ahora? El cuarto partido de la final se jugará hoy a partir de las 19 horas y Osorno necesita ganar para llevar al quinto partido la definición de la temporada 2013-2014, el cual se jugaría la próxima semana en San Fernando.

De ganar Tinguiririca, se adueñará de la corona.

Eso sí, el plantel osornino sufrió como el que más la caída y se juramentó para ganar el duelo de hoy.

"Le pedimos disculpas a la gente que nos vino a apoyar, pero mañana (hoy) vamos a salir a ganar con todo", comentaron en el plantel. Hoy, nuevamente, se parte de cero.