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Cierre de campamentos revela abandono de adultos mayores

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Hogares privados existe la posibilidad de optar al servicio como también postular a un cupo para aquellos que son gratuitos.

El cierre definitivo de los campamentos Nuevo Renacer y San Antonio de Rahue Alto dejó en evidencia la soledad y abandono que viven muchos adultos mayores en la ciudad. De las más de 48 familias erradicadas, al menos dos personas de avanzada edad no pudieron acceder a la casa propia, por lo que quedaron a la deriva sin saber dónde terminarán viviendo, debido a que no tienen familiares cercanos a quienes recurrir.

Tanto para el municipio local como para las autoridades regionales el tema es un verdadero problema, el que se incrementó durante la última década, principalmente por el aumento en las expectativas de vida de las personas.

El municipio local trabaja a través del Departamento Social y la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco) creando iniciativas de ayuda, tanto de prevención para poder evitar situaciones de soledad y poco cuidado en mujeres que han superado los 60 años y varones sobre los 65.

El Servicio Nacional del Adulto Mayor durante el 2013 detectó 57 casos de abandono en la Región, de los cuales cinco corresponden a la comuna de Osorno. Por lo mismo, están desarrollando iniciativas que permitan mejorar la calidad de vida en aquellas personas que viven solas y sin recursos para cubrir sus necesidades básicas durante su adultez avanzada.

En los más de 17 campamentos detectados en la zona que albergan más de 2 mil familias, el municipio ha puesto especial atención en los adultos mayores que son dejados por sus propias familias en esos terrenos.

La mayoría son personas que si bien tienen problemas de salud propias de la edad, aún pueden valerse por sí mismo, por lo que quedan muchas veces dependientes de la buena voluntad de los vecinos.

Juan Luis Añazco, director de la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco), señaló que por lo menos son dos adultos mayores en cada campamento, los cuales dependen de la ayuda que le entreguen.

"Son personas a las que sus familiares más cercanos les instalan una vivienda con condiciones mínimas y los dejan a su suerte. Los visitan muy a lejos o simplemente los olvidan", explicó Añazco.

La ayuda se canaliza a través del Departamento Social, cuyos integrantes realizan visitas en terreno para detectar las necesidades de las personas.

Las mayores necesidades se presentan en invierno y apuntan a ropa de abrigo y algún tipo de calefacción.

En los casos donde la soledad y la mala calidad de vida obligan a la intervención, los adultos mayores son enviados a algún hogar de acogida. El objetivo es mejorar sus condiciones de salud, alimenticias y sociales.

Añazco recalcó que no existe ninguna residencia municipal que pueda acoger a los adultos mayores, por lo mismo, se ha desarrollado un trabajo en conjunto con los hogares de ancianos Santa María, San Vicente de Paul en Purranque y, principalmente, una residencia ubicada en Puerto Montt.

"Conversamos y vemos cómo podemos lograr un cupo. Tiene que ser voluntario, porque si la persona no quiere ser ayudado y está con sus facultades mentales sanas, entonces no es mucho lo que se puede hacer", comentó Añazco.

Entre los casos emblemáticos por su compleja situación, se cuenta el de Ernesto Rauque de 66 años, que por meses vivió en el frontis del edificio del Registro Civil.

Según señalaron las autoridades, en su caso han intentado ayudarlo en varias ocasiones, pero tras diversos exámenes médicos el hombre ha sido encontrado sano mentalmente. Ante ese escenario, es imposible impedir que su hogar sean las calles de la ciudad.

Según datos entregados por el Instituto Nacional de Estadísticas, actualmente las personas mayores de 60 años alcanzan el 14% del total de habitantes en Chile. Lo que equivale a que existen 67 adultos mayores por cada 100 menores de 15 años.

María Cristina Kneer, directora regional del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), explicó que es un tema complejo tratar con personas mayores y, más aún, que no cuentan con los recursos necesarios para tener una buena calidad de vida.

Según datos entregados por el servicio, más del 70% de los adultos mayores que viven en precarias condiciones son hombres.

Las razones apuntan a que durante su vida formaron parte de una familia disfuncional, con presencia de violencia intrafamiliar, alcohol, rol paterno incompleto, entre otros factores que derivaron en su abandono.

"La mayoría de los casos afectan a hombres, cuyas familias no están dispuestos a entregar una ayuda a cabalidad porque tienen fuertes problemas afectivos involucrados. Suelen vivir solos y con redes de apoyo mínimas", explicó la directora.

En el caso de las mujeres que se ven enfrentadas a este tipo de situaciones, responden principalmente a la expectativa de vida que supera los 80 años, al menos una década más que los varones.

"Las mujeres quedan solas porque su marido muere y sus hijos alcanzan edades superiores a los 65 años. Por abandono es más extraño", reconoció María Cristina Kneer.

Además, enfatizó que es necesario hacer la diferencia entre los conceptos de soledad y abandono, los cuales están relacionados pero afectan de manera diferente a las personas.

En el caso de las personas que son dejadas en casas de acogidas y hogares de ancianos, al menos reciben las visitas de sus familiares y tienen los cuidados necesarios, debido a que no todas las familias tienen recursos económicos para pagar un recinto privado.

Viviendas tuteladas son aquellas orientas a personas de escasos recursos y deben pasar un proceso selectivo para obtener un cupo.

"La mayoría de los casos afectan a hombres cuyas familias no están dispuestos a entregar una ayuda".

María Cristina Kneer

Directora Regional

Verónica Salgado