Perito explica secuelas emocionales en niños abusados por sus propios familiares
Fabiola Ancapichún Ojeda
"El niño puede actuar con comportamientos sexuales que en alguna medida son impuestas por este adulto, pero no necesariamente ellos comprenden el rol que ocupan dentro de esta relación...Se va generando una dificultad para poder comprender e incorporar estas experiencias, ya que viene de una persona que los cuida, que les dice que los quiere, pero también los abusa. En ese sentido, la afectación puede ser diversa", explica la psicóloga Geny Álvarez, perita especializada en este tema del Servicio Médico de Puerto Montt.
Lo anterior, a raíz de un juicio que comenzó en el Tribunal Oral en Lo Penal de Puerto Montt, donde los jueces Francisco del Campo, Neyda Santelices y Jaime Rojas encontraron culpable a un hombre por violar a su hija de 8 años.
Según la experta, dentro de la evaluación de daño se consideran distintos aspectos, como la relación existente entre el niño y su ofensor que es relevante, sobre todo considerando la relación de dependencia, de confianza y cuidado.
En este ámbito, cuando se trata de situaciones de abuso, donde hay una persona que es significativa para el niño y que ocupa un nivel central dentro de su desarrollo, se puede pesquisar que uno de los elementos es valorar las características de esa relación y cómo fue comprendida por el niño (a).
"En algunas circunstancias podemos encontrarnos con sentimientos de mucha ambivalencia, desde el niño hacia su cuidador, y estos sentimientos tienen que ver con que hay una relación sentimental afectiva. Pero, además, es una relación donde se dan circunstancias de abusos, las que no necesariamente son comprendidas por el niño (a)", advierte.
La perita agrega que se sienten estigmatizados y distintos a otros niños, ya que por el solo hecho de ser mirados por terceros, creen que el otro sabe lo que les ocurrió. Inclusive, pueden llegar a sexualizar relaciones con otros para contar con el cariño de una persona o también tener conductas de evitación por temor.
"Hay momentos en que los niños esperan, en algunos casos, poder restituir en alguna medida la relación que tienen con esta persona, pero que no continúen estos abusos. No es que el perdón implique olvidar todo lo que ocurrió, sino que esto no vuelva a ocurrir", detalla Geny Álvarez, quien revela que hay niños que pueden sentirse víctimas, pero hay otros que ante el silenciamiento impuesto por este adulto, sienten que están participando de esto. De alguna manera, estos últimos se sienten responsables de que se diera este abuso.
A veces los niños no quieren que les ocurra algo malo al agresor, porque también lo quieren o prefieren callar para no dañar con este dolor a su familia.
"Un niño que manifieste perdón hacia la figura que lo agredió, no significa que su relato sea menos creíble sobre los hechos que están narrando que le ocurrieron", recalca.
La dinámica Según la profesional, los menores empiezan a percibir que está ocurriendo algo que sería incorrecto y cuando empiezan a tratar de entender, se genera una confusión afectiva y mucho impacto, "porque este abuso puede venir de alguien que decía quererme". Esto provoca sentimientos de tristeza, rabia, se sienten menos competentes que el resto y se vuelven más vulnerables.