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Comunidad indígena de San Juan de la Costa recibe máquina enfardadora

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Setenta y tres familias de origen mapuche huilliche del sector de Lafquelmapu Alto, en la comuna de San Juan de la Costa, recibieron una enfardadora manual que viene a potenciar la agricultura familiar campesina de pequeños agricultores de la zona.

La máquina fue obtenida gracias a que el grupo de agricultores postuló el año 2012 al Fondo Mixto de Apoyo Social, y obtuvo un fondo de dos millones 970 mil pesos, dinero con el cual adquirieron la enfardadora.

En la entrega estuvieron presentes diversas autoridades locales, familias beneficiadas y el seremi de Desarrollo Social, Gastón Escala, quien manifestó que "como gobierno hemos querido entregar herramientas para que las comunidades sean capaces de salir adelante por sus propios medios y así, de manera autónoma, puedan superarse". La maquinaria agrícola permitirá aumentar la conservación de forraje para el invierno, disminuir jornadas y esfuerzos físicos, además de mejorar la calidad del forraje que se le dará al ganado.

José Queipuyao, uno de los beneficiados con el proyecto, señaló que es importante apoyar a los indígenas que son pequeños agricultores. "Agradecemos la ayuda, que ha sido muy importante para nosotros los pequeños agricultores. Hay interés en apoyarnos".

"Gracias por la ayuda, que ha sido muy importante para nosotros, los pequeños agricultores"

José Queipuyao

Pequeño agricultor

Vecinos hacen turnos para bañarse y lavar ropa por escasez de agua

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Verónica Salgado

Más de 500 familias residentes en campamentos han debido organizarse en turnos, avisándose de puerta a puerta cuándo poder bañarse o bien lavar su ropa, para así tener la presión suficiente de la poca agua que pasa por las improvisadas cañerías. Si bien esta realidad la viven hace más de un mes en Rahue, hay otro grupo de 130 familias que simplemente no cuenta con el vital elemento en sus viviendas.

Ana Manríquez es dirigente del Campamento Unido -que agrupa a El Esfuerzo, Las Camelias y Juan Pablo II- y ha debido lidiar en carne propia con la realidad que enfrentan a diario los vecinos de los asentamientos ubicados principalmente en Rahue Alto.

Para ocupar el agua durante la mañana, los vecinos de los sectores más lejanos a la matriz que abastece con agua al sector a través de improvisadas cañerías, dan inicio al turno de duchas o lavado de ropa. El objetivo es evitar que el resto de las familias ocupen agua y asegurar así que el vital elemento llegue hasta sus llaves.

"Las vecinas salen y en un tipo de puerta a puerta vamos avisando cuándo ocupamos el agua. Esto se hace a diario y aun así hay días que simplemente el agua no llega", explicó Manríquez.

Este método lo ponen en práctica aquellos hogares que están conectados a la improvisada red central, la cual es abastecida por un arranque conectado a la red central de la empresa de agua potable y que fue creado especialmente para entregar agua a los campamentos de la zona.

Una situación aún más compleja vive un grupo de 130 familias de los campamentos por un Mejor Futuro III y El Rincón, pues simplemente no cuentan con más agua que la de tres estanques ubicados en el centro del asentamiento.

Rubén Licán, vicepresidente de los pobladores, explicó que las personas deben llegar temprano con diversos recipientes -baldes y bidones- para esperar que pase el camión aljibe que entrega agua fresca.

"Esa es la única agua que tienen esas familias para cocinar, lavar y tomar, porque pasado el mediodía el calor transforma todo lo almacenado en focos infecciosos y con sabor a plástico", explicó el dirigente respecto al líquido que se vacía en los estanques.

Raúl Reyes vive hace dos años en el campamento junto su hijo, que tiene siete años y un nieto, de cuatro años. Para él la situación del agua siempre ha sido el mayor problema del lugar.

"Es terrible correr para tener agua. Es absolutamente indigno, yo no sé si alguna autoridad imagina el problema que tenemos en los campamentos", señaló Reyes.

Susana Álvarez es dirigente del campamento El Rincón y explicó que ellos están preocupados porque los niños deben afrontar las altas temperaturas y no tienen dónde refrescarse. A ello se suman los malos olores en los baños.

"Mucho luchamos para encontrar una solución. El municipio nos ha entregado ayuda, pero no tenemos una solución definitiva. El agua es de primera necesidad y no la estamos teniendo", explicó Álvarez.

Durante la primera semana de diciembre la falta de agua llevó a los pobladores de los campamentos a tomarse la avenida Real. Las demandas fueron escuchadas y el municipio realizó la instalación de tres estanques con capacidad para cinco mil litros cada uno.

Además, el camión aljibe pasa a diario repartiendo 10 mil litros de agua; a ello se suma la instalación de un nuevo arranque de agua potable que tuvo un costo de $2 millones.

Juan Luis Añazco, jefe de la Dirección de Desarrollo Comunitario, señaló que han trabajado mucho en el tema, pero que no es posible urbanizar el terreno.

"Les pusimos estanques, pero a menos de cinco días ya había uno destrozado. Hemos intentado solucionar un tema que es complejo, sobre todo si pensamos que son terrenos con construcciones ilegales", explicó.

La próxima semana se realizará la entrega de 400 metros de manguera para llevar agua a los sectores más afectados.

500 familias Son las afectadas por la falta de presión de agua y que deben realizar turnos.

130 familias Simplemente no tienen agua y deben esperar el paso del camión aljibe o usar el líquido de los estanques.