Víctimas del periodo estival
La temporada de verano parte con la trágica desaparición de un menor de sólo cinco años en el río Rahue.El baño en el río Rahue representa un riesgo muy alto tanto desde la perspectiva sanitaria como por el alto grado de peligro que exhiben muchos puntos de la ribera.
Impacto y mucha tristeza ha generado en la comunidad local la desaparición de un menor de tan sólo cinco años en las profundas aguas del río Rahue, en pleno sector urbano de la comuna.
Este hecho no sólo refleja los peligros que vienen asociados al inicio de la temporada estival, adelantada este año por las altas temperaturas que han predominado durante las primeras semanas de diciembre. Además, da cuenta de una temática muy poco abordada hasta ahora, como es el grave riesgo al que se enfrentan decenas de familias que encuentran en los bordes de los ríos Damas y Rahue una oportunidad de capear el calor y tener una jornada de esparcimiento.
Y aunque se trata de una razón que puede entenderse -al no contar con muchas otras posibilidades, debido a la falta de dinero- lo que debe comprenderse es que asumir como "normal" el baño en estos ríos es un riesgo muy alto tanto desde la perspectiva sanitaria como por el alto peligro que representan muchos puntos de estos cauces, donde la profundidad de las aguas es prácticamente inimaginable.
De hecho, la caída del pequeño Ángelo Gatica, de 5 años, se produjo en un punto cercano al puente Chaurakawin -sector Francke- donde se estima que el cauce tiene unos tres metros de hondo y prácticamente cae a pique desde la orilla.
Frente a este tipo de hechos, sin duda que hace falta una mayor señalización respecto de los riesgos de internarse en estas aguas e incluso de recorrer las riberas. Esto, frente a la facilidad con que muchas personas acceden a estos puntos para recrearse, sin mayor conciencia de que todo puede terminar en una tragedia.
Incluso una buena forma de que la ciudadanía se informe más sobre la conformación de estos ríos es que se inicien acciones de información dentro de los establecimientos educacionales y a partir de muy temprana edad, ya que -lamentablemente- suele coincidir que las víctimas fatales son menores de edad que no han asumido los peligros asociados al esparcimiento en estas zonas.