Impacto y mucha tristeza ha generado en la comunidad local la desaparición de un menor de tan sólo cinco años en las profundas aguas del río Rahue, en pleno sector urbano de la comuna.

Este hecho no sólo refleja los peligros que vienen asociados al inicio de la temporada estival, adelantada este año por las altas temperaturas que han predominado durante las primeras semanas de diciembre. Además, da cuenta de una temática muy poco abordada hasta ahora, como es el grave riesgo al que se enfrentan decenas de familias que encuentran en los bordes de los ríos Damas y Rahue una oportunidad de capear el calor y tener una jornada de esparcimiento.

Y aunque se trata de una razón que puede entenderse -al no contar con muchas otras posibilidades, debido a la falta de dinero- lo que debe comprenderse es que asumir como "normal" el baño en estos ríos es un riesgo muy alto tanto desde la perspectiva sanitaria como por el alto peligro que representan muchos puntos de estos cauces, donde la profundidad de las aguas es prácticamente inimaginable.

De hecho, la caída del pequeño Ángelo Gatica, de 5 años, se produjo en un punto cercano al puente Chaurakawin -sector Francke- donde se estima que el cauce tiene unos tres metros de hondo y prácticamente cae a pique desde la orilla.

Frente a este tipo de hechos, sin duda que hace falta una mayor señalización respecto de los riesgos de internarse en estas aguas e incluso de recorrer las riberas. Esto, frente a la facilidad con que muchas personas acceden a estos puntos para recrearse, sin mayor conciencia de que todo puede terminar en una tragedia.

Incluso una buena forma de que la ciudadanía se informe más sobre la conformación de estos ríos es que se inicien acciones de información dentro de los establecimientos educacionales y a partir de muy temprana edad, ya que -lamentablemente- suele coincidir que las víctimas fatales son menores de edad que no han asumido los peligros asociados al esparcimiento en estas zonas.

Voy a hacer un experimento en el marco del proyecto de humor teórico y aplicado que pensamos crear en la Universidad Santo Tomás de Osorno. ¡Me candidatearé para algún cargo político importante! Ya veo mi rostro en miles de carteles por toda la ciudad y me veo saliendo en la tele regional o nacional, con mi risa fingida, tratando de parecer "buena onda" porque me dejaré asesorar por los que piensan que deberé comunicar alegría, familiaridad, seguridad y esa sonrisa se me pegará a la boca como parálisis facial.

O quizás les haga caso a otros asesores y usaré una máscara de gravedad y aburrimiento porque me dirán que comunique respeto, responsabilidad, solemnidad ya que ellos creen que humor es lo opuesto a seriedad.

También haré mi campaña en terreno, donde me acercaré a los electores, junto a periodistas y cámaras de televisión -como me asesorarán-, saludando a todos con mi eterna sonrisa congelada. Y además, me obligarán a ser original cargando a un bebé, besándolo y sonriendo a cámara, aunque me orine en ese momento. Pero ¿y si gano las elecciones? Podría suceder que obedezca a los asesores y me convierta (quizás un viernes a las doce de la noche con luna llena) en alguien que desea afianzarse en el poder para siempre.

¿Y si después me convierto en dictador? Ahí me asesorarían que pusiera a mis fuerzas de seguridad a rastrear chistes sediciosos donde yo aparezca protagonizándolos. Stalin coleccionaba los chistes en su contra y las cabezas de los chistosos, como cuenta la historia. ¿Por qué yo no? Eso lo hacen todos. Sé de otros dictadores (de izquierdas y de derechas) que prohíben hasta publicar sus caricaturas personales. "¡Prohíba la sátira política!", me dirán los asesores entonces.

La sátira es la forma más usada en la creación del humor político. La sátira es una burla que implica un juicio crítico más o menos elaborado. Por su ejercicio del criterio, se deriva una enseñanza o valor didáctico más o menos claro y definido. De ahí que la sátira sea utilizada como arma por los humoristas y como tal, combaten a los políticos populistas, ineptos y/o corruptos… Y a políticas también, obvio.

Pero, ¿saben algo? El humor es imposible de eliminar en una sociedad. Quizás lo obliguen a dormir, lo aplasten, lo controlen, pero es sólo por un tiempo y me refiero a la superficie, porque de forma clandestina, permanece vivito y coleando. Por lo tanto, debo terminar con un aviso: ¡Se solicitan asesores que no me dejen hacer el experimento!