A primera vista, se puede pensar que la tecnología computacional borró completamente la "magia" que significaba hasta antes de la era de internet enviar una tarjeta de saludo en la época de Navidad y Año Nuevo.

Y si bien es cierto se percibe una fuerte baja de esta tradicional práctica -y por consiguiente la venta de tarjetas- lo cierto es que aún hay muchos osorninos que siguen prefiriendo un mensaje en papel y "de puño y letra", a la hora de expresar los parabienes en las fiestas de fin de año.

Con todo, los comerciantes estiman que en sólo dos décadas las ventas han caído prácticamente a menos de un tercio. Es el caso de Silvia Aranda, quien partió precisamente en 1993 con la venta de tarjetas y recuerda que en esos primeros años vendía unas 7 mil unidades cada temporada.

"A la fecha, este año sólo he vendido unas dos mil tarjetas, a pesar de que resta una semana para Navidad y por tanto el plazo para enviar estas cartitas ya prácticamente terminó", expresó.

Las tarjetas de Navidad que Silvia Aranda comercializa pertenecen a la Corporación del Trasplante, y las vende en un espacio justo al frente de la galería Rombocol. Desde allí, ella ha observado la evolución de la conducta de los osorninos frente a las felicitaciones de fin de año: "sin duda que estos saludos han ido decayendo, sobre todo entre la gente joven, que se interesa poco por estos mensajes".

Agregó que "son principalmente adultos los que conservan la tradición de enviar tarjetas, porque obviamente ahora -con la tecnología computacional- basta apretar una tecla y se envía un correo electrónico para muchos destinatarios".

A una media cuadra de Silvia, en calle Ramírez esquina Manuel Antonio Matta, se ubica Carlos de la Fuente, quien está instalado en el puesto de la Corporación del Cáncer.

Él coincidió en que a medida que pasan los años la tradicional tarjeta de saludo navideño y de Año Nuevo está siendo desplazada. "Hoy existen otros intereses para los jóvenes y adultos, pero son los mayores los que aún siguen dando vida a esta bella costumbre", dijo.

En la misma céntrica calle Ramírez, entre Manuel Antonio Matta y Cochrane, se encontraba al mediodía de ayer la religiosa Myriam Castro, de la Corporación Betsaida, quien lleva más de 18 años ofreciendo este producto.

"Aunque están en retirada, afortunadamente todavía hay quienes aprovechan de ayudar a buenas obras con la mantención del hermoso gesto de saludo por escrito a los seres queridos", expresó. Añadió que el bajo costo de las tarjetas -entre 200 a 300 pesos, incluido el sobre- hace que sea una práctica que esté todavía vigente.

LAS PREFIEREN

La osornina Teresa Moya es una de las "clientes" que se ha mantenido fiel a la costumbre. De hecho, mientras seleccionaba tarjetas en el puesto de la Corporación del Cáncer, comentó que "las tradiciones navideñas de fin de año no se pueden perder, ya que un mensaje redactado de puño y letra representa el cariño, afecto y amor que uno siente por la persona a la que se quiere saludar".

A su vez, la dueña de casa Sandra Guzmán, cree que sólo enviar un correo electrónico de saludo a otra persona se transforma en un gesto frío e impersonal.

"Yo siempre me preocupo de mantener la tradición y enviar tarjetas de saludo de fin de año a todos mis seres queridos y amistades, ya que en cada palabra y letra está el más puro sentimiento que nace del alma", afirmó.

Raúl Morales también compró tarjetas en el puesto de la Corporación del Trasplante y se mostró feliz que se mantenga la venta de tarjetas con diferentes motivos alusivos a las fiestas navideñas y de Año Nuevo.

"Con ellas se expresa la sinceridad en forma directa y pura, sobre todo, porque es un documento que se guarda y puede revisar en cualquier momento, es decir, siempre quedará el testimonio", dijo.