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Vecinos logran la instalación de un medidor de agua comunitario

barrios. Los habitantes de los seis campamentos que estuvieron hasta cuatro días sin el suministro, participarán también en una mesa con las autoridades para solucionar el problema de raíz.
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Los habitantes de seis campamentos de la ciudad, ubicados en el sector de Rahue Alto, finalmente llegaron a un acuerdo con la municipalidad para obtener agua, luego que perdieran el pasado domingo el suministro del vital elemento, debido al colapso de la precaria red artesanal que les distribuía el líquido.

Tras protestar con barricadas en la avenida Real durante la noche del martes, los pobladores lograron llamar la atención de las autoridades municipales, quienes aceptaron apoyarlos en la instalación de un nuevo sistema de arranque que le entregue presión al agua. Además, los habitantes de los campamentos lograron la instalación de un medidor comunitario, el cual entregará una cuenta mensual de consumo que será dividida entre las más de 500 familias que residen en los asentamientos.

Tenso diálogo

Con la visible necesidad de tener agua en los campamentos, con gente cansada de enfrentar los malos olores en los baños, lavadoras llenas de ropa y lavaplatos colapsados, los dirigentes llegaron a las nueve de la mañana de ayer a la Sala de Sesiones del municipio para dialogar con Juan Luis Añazco, director de la Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco).

La reunión estuvo marcada por la tensión, ya que los seis dirigentes llegaron precedidos de una agitada noche con barricadas, gritos y polémicas con Carabineros. Por su parte, el personal municipal estaba molesto por dicha manifestación y no aceptaría dialogar mientras las medidas de presión estuvieran presentes.

Fue así como luego de una hora se dio por terminado el encuentro, donde los dirigentes recibieron la propuesta municipal que apuntaba a la instalación de estanques y pilones en diferentes zonas de los campamentos.

No obstante, las propuestas entregadas por el municipio no dejaron satisfechos a los habitantes de los campamentos, quienes esperaban lograr un medidor individual y poder sacar agua desde las llaves de sus casas.

Patricio Medina fue uno de los que estuvo cerca de una semana sin tomar un vaso de agua, lavar la ropa o bañar a sus hijos de seis y un año de edad, por la falta del vital elemento en las viviendas del campamento Por un Futuro Mejor.

"Somos muchos los que tenemos niños y necesitamos agua. No es justo que las autoridades sientan que somos gente que merece muy poco por vivir en campamentos", dijo Medina.

El movimiento para lograr obtener el suministro de agua fue encabezado por Danilo Calisto, dirigente del campamento Por un Futuro Mejor 3, y Fabiola Pardo, del campamento El Esfuerzo, quienes escucharon las propuestas entregadas por el municipio. Sin embargo, no estuvieron de acuerdo por considerarlas "sólo un dulce para tranquilizar al niño".

Luego de estar reunidos con los más de 500 vecinos afectados durante dos horas y tras analizar la propuesta entregada por Juan Luis Añazco, decidieron no aceptar los estanques.

"Esta situación prolonga un problema de fondo, estamos sometidos a focos infecciosos y tenemos niños que están sin bañarse y comer. No queremos las cosas gratis, pero queremos dignidad", expresó Danilo Calisto.

Para lograr llegar a un acuerdo, por la tarde visitaron los campamentos Héctor Subiabre, representante del Departamento de Operaciones del municipio; Juan Luis Añazco de Dideco; Marcelo Santana, coordinador de la empresa sanitaria Essal; el concejal DC Osvaldo Hernández; y Jaime Galindo, presidente de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos.

En el encuentro en terreno se vivieron tensos momentos, principalmente por los reparos de los más de 100 pobladores que rodearon a los personeros públicos, lo que provocó que el diálogo fuera más bien nulo.

La situación era observada de cerca por Carabineros, quienes incluso trasladaron una micro con personal al lugar para evitar situaciones similares a las vividas la noche del martes.

Finalmente, y luego de varios momentos de incertidumbre, la respuesta esperada llegó entre aplausos y gritos de alegría.

El municipio accedió a mejorar la red húmeda del lugar e instalar un nuevo sistema de arranque de dos pulgadas y 50 milímetros de ancho. Esta modificación permitirá entregarle mayor presión al agua, la cual llegará con una potencia adecuada a las viviendas.

Asimismo, se instalará un medidor comunitario, el cual permitirá medir el consumo del campamento y entregará un monto a cancelar. La cuenta será pagada entre todos los hogares de los campamentos.

Paralelo a ello, se realizará una mesa de trabajo entre los dirigentes, personal municipal y la empresa Essal para poder buscar una solución definitiva al tema.

Juan Luis Añazco señaló que esta solución fue aprobada por el alcalde Jaime Bertín, por lo cual se entregará agua a quienes estuvieron varios días el suministro.

"El costo de instalación lo asumirá el municipio y esperamos que dentro de los próximos 10 días hábiles el sistema esté funcionando. Es una tranquilidad saber que la gente tendrá agua y que podremos trabajar por algo definitivo", dijo Añazco.

Por su parte, el concejal Osvaldo Hernández señaló que estas medidas son provisorias y que la solución de fondo va más allá de un medidor. "Estos problemas se radican por la falta de viviendas dignas y que hace mucho rato no se entregan", explicó.

Días sin agua

La falta de agua durante una semana fue para muchas familias de los campamentos una verdadera pesadilla. Así lo recuerda Patricio Medina, quien vive con su familia en una pequeña mediagua.

La falta de agua los ha llevado a tener que juntar mamaderas con restos de leches, no poder cocinar o preparar cualquier alimento.

"Anoche (martes) nos amanecimos luchando por tener agua y poder lavar como cualquier persona. Esta situación es realmente compleja", dijo Medina.

Una realidad similar es la de Patricia Montiel, quien con su pareja y su hija de 20 años ha debido bañarse con la poca agua que logra juntar en pequeños tarros. Para ellos, despertar con la incertidumbre de no saber si tendrán agua en su casa fue una situación difícil de manejar.

"Este no es un problema de ahora, en los campamentos se debe lidiar con muchos problemas, pero estar una semana sin agua fue terrible. Me gustaría que alguien se pusiera en nuestro lugar un día, porque entendería lo mal que lo pasamos", enfatizó Montiel.

"Somos muchos los que tenemos niños y necesitamos agua. No es justo que las autoridades sientan que somos gente que merece muy poco por vivir en campamentos".

Patricio Medina Habitante de campamento