Regionalismo y centralismo

El Gran Santiago tiene una superficie de 75.000 hectáreas, con 6,7 millones de habitantes y continúa creciendo a la par con la disminución de la calidad de vida.

El Consejo Regional de la Región Metropolitana, salvo excepciones, el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo y el Presidente Piñera con la oposición de movimientos ciudadanos aprobaron la incorporación de 10.000 hectáreas de terreno agrícola al predio urbano, sin consultar a los ciudadanos afectados. Con ello se incrementará la población en 1.6 millones de habitantes.

En el año 2011, el presidente del Colegio de Arquitectos Patricio Gross, afirmó que este proyecto era innecesario ya que al interior del actual radio urbano existen terrenos para construir. En abril de 2013, Luis Brasciani, presidente del Colegio de Arquitectos solicitó que se esperara para que existiera coherencia con la Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU) esto no fue aceptado. En octubre se aprobó el PNDU que cuestiona las características de la decisión arriba mencionada.

También la descentralización y el desarrollo regional serán gravemente afectados. En la RM se produce el 48,2% del PIB, el 85% de los servicios financieros y tiene el 49% de los profesionales y técnicos. Hay un médico por cada 385 personas.

El promedio nacional es un médico por 533 habitantes y la RM tiene el 57% de los médicos especialistas. Con esta medida se atraerá la migración hacia la megalópolis; crecerán aún más los recursos destinados a la salud, la educación, la vivienda y el transporte en la capital; promoverá la instalación de empresas e industrias en la R. Metropolitana en desmedro de su ubicación en las regiones; el Estado creará más infraestructura en la capital y menos en las regiones, etc.

Desde hace más de un siglo no existe una política que considere seriamente el desarrollo armónico de toda la nación. La única forma de "Salvar a Santiago" es la descentralización.

Edgardo Condeza, presidente del Movimiento por la consulta y los derechos ciudadanos.

Descontento con la política

La poca credibilidad de la política viene desde hace muchos años. Razones hay muchas. Cosa inexplicable es que los políticos se sorprendan por la poca asistencia y poco interés de sufragar de la última elección. Estos mismos hablan que la gente está decepcionada de la política, que la juventud no les cree, situación que no entienden.

Sorpresa para mí es su propia sorpresa ante la búsqueda de la respuesta del porqué nadie les cree, si ellos mismos no cumplen con la ley hasta en las cosas más básicas, como es el tema de la propaganda y campañas políticas, cuya ley la arreglaron para ganar más plazo, pensando que el resto somos tontos. Acordaron que si el cartel no decía "Vote por", no lo era propaganda política. Y al término de las campañas, no retiran su propaganda. Los plazos vencieron, pero aún veo carteles de candidatos a diputados, senadores y consejeros regionales.

Rodrigo Jerez Muñoz

Campaña del terror

Pasada la primera vuelta de estas Oresidenciales 2013, las dos candidaturas que pasaron al balotaje, Michelle Bachelet y Evelyn Matthei, se prestan a dar la carrera final a La Moneda.

Tal proceso eleccionario, si uno lo analiza desde una mirada propagandístico, pareciera que no fuera tan distinta a las que hemos tenido en el pasado. Me explico: nuestra derecha o centro derecha chilena, pareciera que no ha cambiado ese discurso tan recurrente de sacar desde el baúl de los recuerdos, la tan gastada y añeja campaña del terror.

Haciendo una retrospectiva, ha usado y abusado de ella, como lo ocurrido en las elecciones Presidenciales de 1964. Fue una campaña del terror brutal en contra de la candidatura del socialista Salvador Allende. Pero ya en las elecciones de 1970, tal campaña del terror no surtió efecto.

Después de un largo periodo sin elecciones democráticas, y para cumplir los plazos de la Constitución que se diera Pinochet, fuimos convocados a un plebiscito en octubre de 1988, por la continuidad del dictador. Bueno, se volvió usar la famosa campaña del terror; esta vez, un tanto pueril y sin sentido. En las elecciones donde salió electo Ricardo Lagos, no fue la excepción.

Y ahora en esta segunda vuelta Presidencial, nada nuevo bajo el sol. Es lamentable que la derecha criolla no haya aprendido nada, ni siquiera con la derrota que sufriera en las parlamentarias pasadas y, lo paradójico, es que no se ha dado cuenta que Chile cambió.

Acudir nuevamente, por ejemplo a la religión, embarcándose en una guerra santa contra la herejía y el mal, me parece nefasto, porque violenta la conciencia de cada elector.

Plantear irresponsablemente que el programa de gobierno de la candidata de la Nueva Mayoría es un paso al totalitarismo, me parece una exageración y un abuso sin límite para quienes las emiten, porque en el fondo no creen en el juego democrático y en la voluntad popular; por lo demás, las ideas se confrontan con ideas y no con campañas del terror.

Carlos M. Angulo Benavides