Para muchos, no fue sorpresa que Rabindranath Quinteros (47,4%) y Alfonso de Urresti (46,8%) se hayan transformado en las dos primeras mayorías nacionales en la reciente elección de senadores. ¿Cuáles fueron las razones?
En primer lugar está la alta identificación con "causas" regionalistas que han liderado a lo largo de sus carreras políticas, y por cierto en tiempos recientes. No es menor que ambos hayan enfrentado al centralismo de sus propios partidos políticos en oposición a designaciones de candidaturas, exigiendo primarias en las regiones para la definición del candidato al Senado.
Lo anterior se podría resumir en que ambos líderes gozan de una alta legitimidad regional, por su afinidad y sensibilidad con los temas regionales. Esto será clave de resultar electa Michelle Bachelet en el balotaje, ya que ambos senadores deberían ser los principales portadores de las propuestas de "descentralización" planteadas en el programa de gobierno de la Nueva Mayoría (llámese elección de intendente, fondo de convergencia, entre otros).
Esto es una gran oportunidad para quienes habitamos en regiones, ya que asegura que las propuestas en esta materia, tendrán un nivel de sensibilidad regional que tanta falta le ha hecho a este tema.
A pesar de lo anterior, cabe preguntarse ¿por qué en regiones donde la palabra regionalismo está fuertemente presente en la elite y en parte de la ciudadanía, también resultaron electas dos figuras nacionales como Ena Von Baer en Los Ríos e Iván Moreira en Los Lagos? Los motivos se deben principalmente a que un sector de la población ve con simpatía que "grandes figuras nacionales" los representen. Dicha condición es vista como "algo bueno" para el territorio, ya que "alguien tan conocido" y "con tantos contactos" puede llegar a favorecer a la región. Es el tipo de argumentos que se escucharon en momentos donde estas regiones fueron representadas o intentaron serlo por personas de figuración nacional.
Esta noción de representación exógena, convive en nuestros territorios con una visión de regionalismo con un carácter mucho más endógeno. Parece ser que nuestras regiones quieren "voces nacionales" que las representen, pero mayoritariamente voces genuinamente regionales que pongan sus temas a escala nacional. Los "temas regionales" sin duda se tomarán la agenda del próximo gobierno. La incorporación de líderes regionales al Senado puede transformarse en la garantía política para que aquellos temas sean "legislados nacionalmente" pero con una mirada que ponga en el centro del debate, la heterogeneidad territorial propia de nuestros territorios.