Entre los cánceres, el cervical es el tercero más común a nivel mundial y el Virus Papiloma Humano (HPV) se ha identificado como su principal agente etiológico, encontrándose en cerca de 80% de las lesiones tumorales.
Hay sobre cien tipos de HPV, pero siete genotipos (16, 18, 31, 33, 45, 52 y 58) son los más asociados a alteraciones celulares. Hace casi una década existe la vacuna Cervarix para protección de los tipos 16 y 18 y desde 2006 la vacuna Gardasil que protege de los tipos 16 y 18, además de los 6 y 11, asociados a verrugas genitales.
Estas vacunas se han introducido en los programas nacionales de inmunización de al menos cuarenta países y desde 2014 todas las niñas de 9 años serán vacunadas en Chile contra el HPV en forma gratuita.
En las últimas revisiones médicas publicadas sobre la protección que estas vacunas han generado en las poblaciones estudiadas, ambas han mostrado excelente perfiles de seguridad y de inmunogenicidad. Sin embargo, hasta ahora es muy restringida la protección contra los tipos de HPV no incluidos en la vacuna. Se debe tener en cuenta que la epidemiología de los virus HPV circulantes en la población chilena, muestra una alta prevalencia de virus del grupo de los 50, sobre los cuales estas vacunas han mostrado una precaria o nula protección.
La eficacia de los estudios no se ha logrado en las principales poblaciones destinatarias de los programas actuales de vacunación, las niñas y los adolescentes varones. Sin embargo, los estudios de inmunogenicidad en adultas jóvenes demuestran una excelente seguridad, por lo que se proyecta entonces una fuerte respuesta inmune en la adolescencia con una concentración de anticuerpos duraderos en el tiempo.
No obstante, se requiere un estricto monitoreo de la cobertura, la seguridad y el impacto que esta nueva estrategia tendrá. Se agradece la incorporación de esta estrategia salubrista para evitar la inequidad y brecha social, ya que hasta ahora estas vacunas sólo se encuentran disponibles en el sector privado. Pero no nos engañemos, la incorporación de este plan de vacunación no debe excluir el empleo del preservativo en forma rutinaria. Aquello no sólo para evitar el contagio de los virus no protegidos por éstas, sino para la protección del VIH/SIDA y de otras infecciones transmitidas sexualmente.
El examen de Papanicolaou debe continuar formando parte del chequeo rutinario de toda mujer para detectar oportunamente lesiones precancerosas.