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Catorce mujeres superan el maltrato intrafamiliar con emprendimientos

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Son 14 mujeres que cambiaron el desamor por la amistad, los golpes por una palabra de aliento y la vergüenza por el orgullo. Con historias de vida similares decidieron juntas salir adelante y unir sus manos para crear una cadena de apoyo que llamaron Agrupación Mujeres en Autoayuda (AMA).

De eso han pasado cinco años, tiempo en el cual han logrado capacitarse en manualidades como tejido, bordado pintura y costura. Además, han ganado proyectos para comprar materiales e insumos y hacer de los trabajos un emprendimiento laboral.

Se conocieron mientras recibían apoyo del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), institución que les brindó apoyo sicológico para superar fuertes cuadros de violencia intrafamiliar de los cuales muchas veces pensaron no escaparían con vida.

Hoy son amigas, compañeras y orgullosas muestran su polerón con la palabra AMA, mensaje que según explicaron quieren entregar a todas aquellas féminas que pasan por momentos difíciles.

La historia sin fin

Raquel Muñoz tiene 42 años, vive con sus hijas de 17 y 13 años en una casa ubicada en la Villa El Bosque, en el sector de Francke. Llegó a formar parte de AMA hace 4 años cuando intentaba tomar la decisión más difícil de su vida: abandonar al hombre alcohólico y celoso que tuvo por esposo durante 19 años.

De su infancia en Río Negro sólo recuerda el momento que marcó su vida y le dejó una huella difícil de borrar: el suicidio de su padre. Hasta hace poco tiempo soñaba con la escena de su progenitor muerto bajo las toneladas de fierros del tren de carga.

A los pocos meses de ese terrible momento, su madre decidió cambiar de vida y se trasladó a Osorno para ofrecerles una mejor educación a Raquel y su dos hermanas. Cuando tenía 21 años se casó enamorada de un hombre nueve años mayor que ella, con quien tuvo dos hijas.

Raquel recuerda que siempre consideró extraños los celos enfermizos de su pareja, pero lo atribuía a lo mucho que decía amarla. Ella recuerda que el quiebre comenzó casi a los tres años de casada, cuando intentó golpearla, acción que ella no permitió, transformando su vida en un gran infierno.

"Yo no me dejé golpear, en ese momento comencé a tener una barrera interna, pero no las fuerzas para dejarlo. El miedo y las dudas de qué haría para mantener económicamente a mis hijas me mantenía atada a ese dolor", explicó la mujer.

Durante años debió soportar las prolongadas noches de borrachera de su marido, encerrada en una pieza de su hogar con un clóset en la puerta para proteger a sus pequeñas niñas.

En su sector no conocía a sus vecinos, ya que cuando su esposo salía dejaba todo con llave. Así, según decía, protegía a su familia de chismes y mal entendidos. Las luces de alerta se prendieron de manera definitiva cuando su hija mayor tenía 12 años.

"En el colegio de mi hija me llamaron para preguntarme si algo andaba mal en la casa y yo respondí que no. Mi mayor dolor fue saber que mi hija se realizaba cortes en su cuerpo y yo no estaba enterada", comentó la joven madre.

Con esos antecedentes llevó a su hija a distintos lugares para sacarla adelante y evitar que escucharan discusiones con su padre. El momento final llegó cuando ella, ya víctima de una depresión, no salía de su hogar, tras lo cual su pequeña hija le pidió dejar a su padre.

Gracias a la ayuda de Carabineros, quienes pusieron una denuncia en el Tribunal, a su esposo le dieron orden de alejarse del hogar por un año.

Ella fue enviada al Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), donde fue recibida con los brazos abiertos y comenzó su largo camino para superar años de dolor y frustración.

"En ese lugar conocí gente muy importante que me ayudó a entender que el poder está en nuestro interior. Hoy soy parte de la Agrupación Mujeres en Autoayuda, quienes me apoyan a diario. Somos una gran familia", asevera Raquel.

Gracias a los talleres de manualidades ha podido fortalecer su pequeño taller de costuras. Con el dinero de un proyecto que ganaron como agrupación se compró una máquina de coser y ahora ya se adjudicó fondos para comprar la bordadora.

"Es una tremenda satisfacción ver mis trabajos terminados, los miró y digo yo puedo. Lo hago todo por mis hijas, intento tener una vida plena. Poder generar un ingreso me permite validarme como mujer y cada día entiendo más que puedo sobrevivir sola", comentó sonriente Raquel.

Reconstruir un amor

Susana Rivera tiene 45 años, dos hijos de 26 y 18 años y un matrimonio de 21 años que estuvo en crisis, pero pudo rescatar gracias a la ayuda prestada por el Sernam.

Es una de las fundadoras de AMA, cuando hace 5 años comprendió que el ser ignorada por su pareja no era otra cosa que violencia sicológica.

LLegó por voluntad propia a las oficinas del Sernam buscando orientación. Ella quería a su esposo y deseaba salvar la relación. Le tomó nueve meses empoderarse para conversar con su pareja y juntos buscar una solución.

Han pasado cinco años, salvó su relación y creó una agrupación cuyo objetivo es ofrecerle ayuda a mujeres que como ella son víctimas de violencia intrafamiliar y no son capaces de romper el círculo vicioso.

"Cuando llegué lo hacía por amor y ellos me ayudaron primero a valorarme como mujer y después me orientaron para tomar una decisión. Ahora somos 14 mujeres que estamos juntas para brindar apoyo a quienes lo soliciten", comentó Rivera.

Durante todo este tiempo son muchas las historias de esfuerzo y fortaleza que han enfrentado. Una de las principales herramientas es capacitarlas en diferentes talleres manuales.

"Muchas lo han tomado como una terapia, una manera de canalizar el amor contenido. Pero lo más importante es crear una fuente de ingresos, un trabajo para sacar a sus familias adelante", explicó.

El esfuerzo del grupo es prevenir que más mujeres sean maltratadas. Para ellas es preocupante que las jóvenes acepten ser víctimas de sus pololos, por ejemplo. Para lograr ese objetivo realizan diversas actividades donde explican que el amor no es sinónimo de violencia, celos, golpes o restricciones de algún tipo.

"Queremos darle apoyo a las mujeres para que salgan adelante. Somos un puente entre las víctimas y el Sernam, pues ellos te ofrecen ayuda sicológica, legal y de contención", explicó.

El 1 de octubre realizaron una ceremonia del aniversario número cinco en el salón de la gobernación, ubicada en calle O"Higgins.

En la ocasión mostraron parte del trabajo manual que realizan y agradecieron la ayuda recibida por el Servicio Nacional de la Mujer.

El grupo de mujeres se reúne cada lunes de 15 a 18 horas en las dependencias de la Gobernación. Durante esas tres horas aprovechan de conversar sobre las próximas actividades y proyectos que desean postular para mejorar la calidad de vida de cada una de sus integrantes.

Susana Rivera indicó que lo próximo es celebrar el Día Internacional de Lucha contra la Violencia de Género, el 25 de noviembre.

"Es un momento importante para nosotras, ya que alguna vez sufrimos algún tipo de violencia y supimos salir con mucho trabajo de ese problema que tantas veces ha terminado con la vida de una mujer", manifestó Rivera.

"Yo no me dejé golpear, en ese momento comencé a tener una barrera interna, pero no las fuerzas para dejarlo. El miedo y las dudas de qué haría para mantener a mis hijas me mantenía atada a ese dolor".

Raquel Muñoz

Integrante de AMA

Dato

La agrupación nació con 20 socias pero hoy permanecen 14 de forma regular, las cuales apoyan a las mujeres que van entrando al programa del Sernam.

"Lo más importante es crear una fuente de ingresos, una trabajo para sacar a sus familias adelante".

Susana Rivera

Integrante de AMA