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Adriana Valderas: "El deporte es como un medicamento para mí"

atletismo. Su vida no ha sido fácil: sufre epilepsia desde los 15 años y perdió a un hijo hace tres. Pero se sobrepuso y ahora sueña con ir al Mundial Master en Porto Alegre, Brasil.
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Intercala sonrisas con gestos de llanto. A veces, mientras conversa, mira hacia la ventana como buscando el sol. Juega con una hoja de papel en sus manos y cada respuesta la medita. "Sí, el deporte ha sido vital para mí. No sé cómo estaría si no fuera por eso…".

Adriana Valderas Caro (54) no la ha tenido fácil en la vida. Sufre desde pequeña epilepsia y hace tres años vivió la pérdida más dolorosa que una mujer puede sufrir: la de un hijo.

Con un matrimonio fallido a cuestas y con su otro hijo padeciendo una depresión que explotó con la muerte de su hermano, cuenta que el deporte se ha transformado para ella en una verdadera válvula de escape. De hecho, lo resume todo en una significativa frase que bien puede traspasarse a su vida: "nunca he abandonado ninguna carrera. Es como un desafío personal. Puedo estar cansada, sin tener ganas de nada y aunque vaya última, llego a la meta igual".

Hoy, en pleno entrenamiento de los 2 mil metros con obstáculos, se alista para el gran desafío que siempre ha soñado: competir en el Mundial Master de Atletismo que se desarrollará en Porto Alegre, Brasil, del 16 al 26 de octubre.

"He participado en eventos nacionales y sudamericanos, pero nunca en un Mundial. Me imagino competir contra atletas de todo el mundo, debe ser algo maravilloso. Ojalá que se pueda…", cuenta esta deportista, entre miradas al horizonte y sonrisas tímidas.

SALIR ADELANTE

A los 15 años comenzó a sufrir ataques de epilepsia, con fuertes crisis y convulsiones de difícil control. Estaba en la educación media del Liceo Rahue y reconoce que le cambió la vida. "Había harta ignorancia en ese tiempo de la enfermedad, además no existían doctores especialistas. Y teniendo otros seis hermanos, se hacía más difícil aún el poder tratarme", rememora.

Intentando controlarla y buscando opciones para no descuidarse físicamente, comenzó a trotar en 1999, por invitación de sus amigos atletas Ramón Vidal y Angélica Paredes. "Me sentía bien, me gustaba mucho. Sentía que me ayudaba".

Eso sí, aunque menos, los ataques continuaban, hasta que una mejora en su situación personal y el cambio de medicamentos la ayudó definitivamente. "Hace siete años que no sufro una crisis. Estoy feliz por eso... y bueno, obviamente espero mantenerme así", indicó la deportista, que actualmente se dedica a la venta de ropa en la feria y de comida a pedido.

De hecho, su último ataque fue precisamente en un torneo Sudamericano en Bolivia. "Me dio en el baño y me terminé pegando en el lavamanos. Estaba con unas compañeras y ellas me ayudaron. Fue el último episodio".

pérdida

Claro que eso estaría lejos de ser lo peor que le pasaría en la vida. Un 5 de diciembre de 2010, su hijo Enrique Vera falleció a los 32 años, en un accidente laboral en una salmonera en Puerto Montt.

"Es lo peor que le puede asar a una persona... yo a veces me preguntó cómo salí adelante. No dejé de correr, a él le habría gustado eso porque él también corría. Pero muchas veces, en un entrenamiento, lloraba mientras andaba en la pista", indicó Valderas.

Esa situación afectó a su hermano Cristián (28), quien por una severa depresión tuvo que congelar sus estudios y actualmente no ha podido encontrar un trabajo estable. "Ha sido muy difícil para todos, en todo sentido", comentó la atleta. Por lo mismo, al año siguiente comenzó con una hermosa tradición: organizar la Corrida Atlética Enriquito, en la Villa Olímpica, en recuerdo de su hijo. "Enrique era muy feliz cuando me veía llegar con medallas".

Ingresó a la Corporación de la Epilepsia, "donde me acogieron muy bien, me han ayudado mucho. Han sido un gran soporte".

DEPORTE

Recientemente entregó su testimonio en una junta médica realizada en Osorno. Es que por su enfermedad, muchos pacientes están imposibilitados de realizar actividad física. Ella, en cambio, compite contra personas "sanas" y no cesa en su ambición de seguir mejorando. "A veces te miran diferente, como "pobrecita". Pero en realidad sólo tenemos capacidades diferentes. Por lo mismo, digo que no hay impedimento para no hacer deporte. Para mí, el deporte es un medicamento. Le digo a la gente que tiene problemas en el sistema nervioso: salga a caminar, a trotar. Sin imponerse metas, sólo a disfrutar".

Agradece a Genoveva Caro, "mi DT y consejera", y cuenta que la actividad física es, en muchas oportunidades, un símil de la vida. "Te ayuda a pasar obstáculos. Cuando son altos, te preparas para lograr vencerlos".

Finalmente, respecto a su gran objetivo, la atleta indicó que está haciendo una rifa con la corporación para juntar fondos; a la vez que espera una audiencia con el alcalde para explicarle su situación. "Tengo fe en que voy a logra ir a Brasil. Es mi sueño", finalizó.