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Perros se convierten en "terapeutas" de jóvenes que buscan mejorar su autoestima y habilidades sociales

educación. Un programa piloto con un grupo de 10 alumnos del Colegio Cordillera saca partido al vínculo con animales.
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Constanza Oyarzún es alumna de octavo básico del Colegio Cordillera y cuenta que cuando la invitaron a participar del programa mostró poco interés. De todas maneras decidió probar. "No pierdo nada", pensó. Pero las cosas cambiaron desde el primer día, cuando conoció a Danna, una perrita border collie que le robó el corazón.

El impacto no fue sólo en ella, sino en todo el grupo de estudiantes que participa en un plan piloto que aprovecha la vinculación con los animales para mejorar la autoestima, tratar la ansiedad y optimizar las habilidades sociales de los adolescentes.

"Ella es una perrita tierna y ha pasado a ser mi confidente. Escucha con atención lo que le cuento. Disfruto mucho de la confianza que hemos logrado con los perros, me he sentido feliz", manifiesta Constanza, mientras acaricia a la perrita que la sigue con obediencia.

vínculo

El vínculo con estos animales, que podría ser parte de la vida cotidiana de algunas familias, en este caso es usado como una terapia asistida que ayuda a los jóvenes a sobreponerse a una serie de conflictos propios de su edad.

En el Recinto Sago juegan, disfrutan, conocen y tocan a 30 razas de perros adiestrados y dóciles. En su compañía van reconociendo sus habilidades, se sienten acompañados y también muy seguros. De ahí, sólo queda un paso para que los adolescentes comiencen a demostrar su cariño frente a los animales.

Cada martes, un grupo de 10 estudiantes del Colegio Cordillera de Osorno llega a una nueva sesión. En el instante en que ven asomarse al grupo de perros, su rostro cambia, y quienes se mostraban tímidos toman confianza y las risas se hacen más recurrentes.

El programa de integración es desarrollado por el sicólogo Samuel Caucamán junto al adiestrador Héctor Quisel y las sesiones recién llevan un mes.

PRIMER ENCUENTRO

El sicólogo todavía recuerda la primera sesión entre perros y jóvenes y describe el momento como mágico. Esa mañana, el adiestrador ofreció primero una pequeña charla acerca de lo importante que es entregar cariño y respeto a los animales. Luego, la perrita Danna salió de una camioneta y comenzó el descubrimiento mutuo.

El animal fue facilitando la comprensión de los conceptos entregados por el instructor, que apuntaban a la paciencia, tolerancia y el respeto. "En esa primera clase todos estábamos asustados", dice Caucamán en torno a la incertidumbre que tenían sobre si se produciría interacción entre los alumnos y animales.

Desde una camioneta, 20 perros de diferentes tamaños y razas salieron al encuentro de los jóvenes. Pancho, un perro Dogo de Burdeos con un rostro que resulta algo intimidante, los dejó sin habla.

Deyanira Paredes, alumna de segundo medio, recuerda ese primer encuentro. Pancho la sorprendió con su dulzura, pues su primera impresión fue que se trataba de un animal osco y al que había que temer.

"Es enorme, pero a la vez muy juguetón, para nosotros es un gusto estar cerca de él. En realidad, todos los perros son tan inteligentes y hemos aprendido mucho con ellos", asegura Deyanira.

El objetivo del programa es buscar el equilibrio emocional y la interacción social de los que participan a través de la relación y motivación que se crea con los animales. Héctor Quisel, recuerda que su primer perro lo tuvo a los 15 años, cuando era fanático de la serie de TV "Corre, Joe, Corre", protagonizada por un perro pastor Alemán. Luego tuvo un perro que bautizó como Niño, una mascota muy importante para él y que marcó su camino hacia la profesionalización, que lo ha llevado a participar de campeonatos de adiestramiento en Chile y Latinoamericana.

Quisel indica que a través del contacto con los perros se puede provocar un cambio muy importante en los niños y jóvenes.

"Es posible lograr que los niños mejoren su integración social, que sean ellos mismos y mejorar su autoestima. Pero eso sólo se logra si respetan y comprenden las reglas de trato hacia los animales", sostiene Quisel.

La clave está en desarrollar la tolerancia, paciencia y amor por los perros. Eso se logra a través de reglas muy sencillas y claras.

Con el grupo de jóvenes del Colegio Cordillera, Héctor Quisel espera lograr que los alumnos sean capaces de guiar a un perro y desarrollar una presentación a fin de año.