Las "picadas" que mantienen la comida tradicional todo el año
gastronomía. En septiembre la inclinación por los platos típicos crece, sin embargo una serie de restaurantes en la zona sur han hecho de esta cocina un arte con sabor a campo y mar.
No sólo en las fondas se vive la comida típica durante septiembre, mes en que se activa el gusto de los chilenos por lo tradicional, una serie de centros gastronómicos, que con los años se han ganado el título de "picadas", conservan durante todo el año una carta basada en los platos caseros, esos que reviven los sabores de campo y hacen de lo contundente un compromiso. En las ciudades de la zona sur, muchos empresarios del área apuestan a este tipo de cocina como estrategia de éxito.
Carpinteros y Ebanistas
Empanadas, cazuela y asado al palo son los platos con que la Sociedad de Socorros Mutuos de Carpinteros y Ebanistas de Osorno reciben a los clientes que se acercan al restaurante ubicado justo en la esquina de Rodríguez con Brasil. Una de las picadas de esta ciudad que tiene más de 100 años de existencia.
El lugar no es famoso por su decoración o instalaciones, sino por el ambiente que se vive ahí durante todo el año, donde los osorninos llegan en busca de comida casera. En sus salones, las Fiestas Patrias parecieran perdurar los 365 días. Las banderas chilenas que cuelgan en las habitaciones son un aviso para los clientes del tipo de platos que podrán disfrutar en sus mesas.
María Alvarado, la jefa de cocina del lugar, sostiene que precisamente este estilo es el que mantiene funcionando al restaurante tanto tiempo, pues se consagró como "picada y tiene una clientela habitual que llega a diario en hora de la colación.
Las cazuelas caseras son un "gancho" que prepara María con ingredientes propios de la provincia, en cantidades y con condimentos que la cocinera prefiere no revelar, pero que le dan un sello especial.
Otro de los atractivos son los tradicionales "viernes de asado al palo". Con una cocción que comienza a las 11.30 horas, al mediodía el olor que sale del patio da la bienvenida a las personas que se acercan al local.
El restaurante Ocarlis es otro lugar de Osorno que hizo de lo tradicional su sello con una oferta de empanadas, vacuno con porotos, parrilladas y ajiaco. Su administrador, Luis Alvarado, también destaca las butifarras, que comienzan a vender desde mediados de octubre, que es la temporada donde encuentran los productos que componen el plato: un embutido que se elabora con los interiores del cordero.
EL SÚPER YOCO
Quienes viven o visitan Puerto Montt en búsqueda de comida típica pueden acudir al restaurante el Súper Yoco que tiene más de 40 años y ha estado ubicado en distintos lugares de la capital regional -entre ellos calle Benavente y Guillermo Gallardo- y desde hace más de diez tiene su centro de operaciones en calle Quillota 259.
Sus características parrilladas han fidelizado a un público que acude, una y otra vez, a sus salones. En su carta, este plato que contiene guatitas, chunchules, carne de vacuno, de cerdo, prietas, longanizas, pebre, sopaipillas y ensalada nunca faltan. Pueden disfrutarlas tres personas por $15.800.
"Las guatitas picantes es otro de los platos típicos, aparte de la pichanga, los sándwiches, los caldillos, los congrios, los mariscos y las pailas", dice Carlos Arcos, que desde hace siete años es propietario del restaurante.
La mayor demanda por sus platos se registra al mediodía, en hora de colación. "A esa hora viene el tipo de oficina, que está apurado. En la tarde los empleados públicos o grupos de empresas que se juntan a comer parrillada, a celebrar un cumpleaños u otras cosas".
Juan Balboa, profesor de matemáticas, es un cliente fiel del local. "La atención es muy buena. Uno de verdad se siente casi como en el living de su casa. Siempre vienen personas que trabajan en el sector público, es un buen lugar para venir a compartir", señala el docente que siempre pide parrillada.
Henry Hernández, músico y profesor, va al lugar desde hace diez años, cuando cerró su local favorito y emigró al Yoco que estaba muy cerca. "Me terminé quedando por el trato, el cariño, la buena atención y la amistad que tiene uno con el dueño. Es un lugar bastante acogedor", dice.
Los clientes fieles son los que han salvado al local en el último tiempo.
"Las prohibiciones del humo y el cigarrillo igual han bajado las ventas, pero se ha mantenido un público fiel, especialmente el del fútbol que frecuenta mucho el local cuando se juegan partidos. Por ejemplo acá se reúnen los históricos de Deportes Puerto Montt. Y como todo el mundo se conoce, se forma un buen ambiente", asegura Arcos.
LA BOMBA
Un local con tradición en lo que a comida típica se refiere en Valdivia es el restaurante- bar La Bomba, que lleva 49 años atendiendo, su propiedad ha ido pasado de generación en generación .
"La Bomba", tal como se le conoce hoy abrió en 1964, después del mega terremoto que azotó a la ciudad del Calle Calle. Se trataba de un negocio en sociedad que levantaron el fallecido Eduardo Baeza Allende y un amigo. Luego "don Eduardo" adquirió la propiedad total del local que se ubica en la esquina que une las calles Arauco con Caupolicán.
Dentro de las comidas típicas que ofrecen, destacan las cazuela de vacuno y ave a $1500 y el lomo a lo pobre que bordea los $3 mil. El local no pierde el enfoque tradicional y tiene clientes que acuden a sus mesas durante años. "Nosotros tenemos nuestros clientes habituales, de años, y creo que la principal razón de por qué no se han movido de acá, es porque conservamos a nuestras cocineras, algunas de ellas llevan cerca de 40 años trabajando", señala Liliana Baeza, hija del fundador.
Las Muñecas del Ñielol
Uno de las más tradicionales "picadas" de Temuco es el restaurante Las Muñecas del Ñielol (ubicado en Caupolicán 1347), en el cual se puede degustar guatitas a la española, carnes y cazuelas. Con sus más de 36 años en el rubro, se ha posicionado dentro de los clásicos de la capital de la Región de La Araucanía.
Entre las comidas que ofrecen destacan también las empanadas, el pastel de choclo, humitas, curantos, entre otras recetas de la gastronomía nacional.
Angelina Rivera, propietaria de Las Muñecas del Ñielol, dice que ofrecen distintos tipo de comida chilena y el local ha ido creciendo en su estructura. En 1976, cuando abrió sus puertas, era una casa pequeña sin embargo hoy cuenta con un local amplio y además dos quinchos destinados a su arriendo para eventos.
Sus comidas -aseguran en el local- están al alcance de cualquier bolsillo. El menú del día, por ejemplo, se ordena por 2.200 pesos.
En el ámbito tradicional, también destaca el restaurante El Toltén 985, en la calle San Martín, su platos estrellas son las cazuelas (de ave y vacuno), los riñones al jerez y el pollo arvejado.
Se agrega un plato especial un día a la semana. Con $2.000 alcanza para uno de estos almuerzos, más ensalada, pan y jugo. Si le agrega helado, sémola, leche asada o leche nevada el precio alcanza los $2.700. Gaspar Martínez, dueño del local, comenta que se encuentra en el lugar desde hace 12 años y que la comunidad los reconoce como "picada".
"La atención es muy buena. Uno de verdad se siente casi como en el living de su casa."
Juan Balboa
cliente del Súper Yoco
"Tenemos clientes de años y la razón de por qué no se han movido de acá, es porque conservamos a nuestras cocineras".
Liliana Baeza
dueña del resturante La Bomba