Cuentacuentos hizo reír a niños de Octay con relato de un conejo
visita. El artista de Chiloé Christian Sepúlveda -"Wilke"- recorre la vecina comuna para llevar sus historias y así fomentar la lectura en los escolares.
La historia de un conejo que le pide a Dios ser más grande de tamaño y que para ello debe someterse a una serie de pruebas que le permitan lograr su objetivo, fue la que un centenar de niños de la comuna de Puerto Octay disfrutó ayer en el marco de la visita del cuentacuentos de Chiloé Christian Sepúlveda, quien es conocido como "Wilke".
La llegada del artista a la comuna lacustre se enmarca dentro del programa "Lee, Chile Lee", que impulsa el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, el cual se enfoca principalmente en comunas con alto índice de ruralidad.
La primera actividad que desarrolló el relator fue la mañana de ayer en el Colegio San Vicente de Paul, donde participaron escolares del establecimiento anfitrión, además de niños de la Escuela Alberto Hurtado.
Por la tarde, el mismo cuentacuentos acudió hasta el sector de Las Cascadas, donde entregó su entretenido trabajo y para hoy visitará las escuelas rurales de Las Juntas, Administración Rupanco, Río Blanco, Coihueco y Chapuco.
El cuentacuentos de 42 años aprendió el arte del relato infantil mientras vivió en Colombia, cuando tenía 28 años y eso lo ha llevado a visitar otros países de Latinoamérica, aunque actualmente se encuentra radicado en Chiloé.
"Wilke" ha trabajado en diferentes actividades educativas, ambientales y artísticas, sobre todo con niños, y se enfoca en potenciar la autoestima y la identidad propia de cada cultura.
"Me interesa bastante llevar mi trabajo a zonas rurales porque a diferencia de las ciudades más grandes, a los niños aún les interesa más la lectura y la idea es reforzarlo con mi trabajo", comentó.
Explicó que la tecnología, en especial la televisión e internet, le ha jugado en contra al fomento de la lectura y precisó que tanto en el colegio como en las mismas casas se debe trabajar con los niños desde temprana edad.
Actualmente, además de relacionarse con diferentes organizaciones de carácter sociocultural, desarrolla el trabajo con caballos, con diferentes fines, entre ellos una línea de turismo patrimonial que tiene como base de apoyo a diversas comunidades campesinas de la Isla de Chiloé.
CONTENTOS
Los más felices con la visita de este cuentacuentos fueron los propios niños que participaron en la actividad, quienes disfrutaron con las travesuras de este conejo que quería ser más grande.
El alumno José Luis Muñoz (8 años) de primero básico de la Escuela Alberto Hurtado, comentó que "me gustó el cuento, fue bonito. Lo mejor fue cuando el conejo despertó al puma para pedirle su colmillo. A mí me gusta leer, sobre todo poemas y cuentos".
Mientras que la pequeña Rosita Canicura (9 años), quien cursa tercero básico en el Colegio San Vicente de Paul, expresó que "me reí cuando el conejo le dijo a la señora serpiente que le cambiaba el instrumento por uno de sus huevos. Lo encontré muy entretenido, lo pasé muy bien".
El director de la Biblioteca Municipal de la vecina comuna, Eduardo Vidal, explicó que para los niños es fundamental sentirse motivados a través de actividades como la de los cuentacuentos.
"La lectura es algo que parte desde temprana edad y nos va a acompañar toda la vida. Todas las acciones que podamos hacer para impulsarla son importantes", dijo.
"Me interesa bastante llevar mi trabajo a zonas rurales porque a diferencia de las ciudades más grandes, a los niños aún les interesa más la lectura".
Christian Sepúlveda
Cuentacuentos