Prueba Inicia
La educación está nuevamente en el tapete ahora en torno a la Prueba Inicia y la polémica sobre los escuálidos resultados obtenidos por los estudiantes, los que darían cuenta de la cuestionable calidad de la educación que recibirían aquellos que eligen la carrera docente.
Una vez más la mayoría de las reflexiones en torno al tema pone el acento en la medición. Sin embargo, es interesante revisar qué ocurre con los formadores de formadores. Aquí, como en cualquier espacio educativo hay responsabilidades compartidas, y no me cabe duda que muchos planteles con resultados esquivos están preocupados por esta situación. Lamentablemente, los argumentos para intentar la comprensión del fenómeno se sitúan fuera, en los otros, como si los estudiantes que formamos estuvieran del otro lado de la vereda.
En el necesario análisis sobre cómo lo estamos haciendo será fundamental entender que para enseñar se necesita también validar al otro como un legítimo otro, comprendiendo que este quiere aprender a hacer y estar en el mundo.
Asimismo, estimo que la formación pedagógica requiere de una mirada del mundo reflexiva, crítica y propositiva que trasciende la buena puntuación en una prueba que intenta medir cuánto se sabe o no sobre alguna materia. ¿Bastará con eso? , ¿qué sucede si sabe la lección de memoria, pero desconoce cómo generar un espacio de aprendizaje significativo?, ¿le habrá servido de algo "saber" todo lo que tiene que saber?
Ojalá que los resultados de la Prueba Inicia sirvan para descubrir que, dada la situación, amerita incorporar a la discusión otras variables fundamentales para avanzar en la mejora de nuestra educación. Entre ellas la de entender que no basta con saber contenidos disciplinares para ser un buen profesor.
Mariela Norambuena, docente Escuela Educación Diferencial U. Central
Cambio de nombre
Quiero aportar algo más sobre el deseo de un grupito de personas que desean cambiar el nombre de la Avenida Alcalde Alberto Fuchslocher. Primero, no es bueno cambiar nombre a las calles, es preferible usar los nombres en poblaciones nuevas y ahí crear una avenida futurista con el nombre deseado.
Digo esto, porque el nombre fue pensado muchos años atrás y esos ciudadanos estuvieron antes y merecedores de quedar plasmados en la ciudad. Recordemos que fueron familias de emigrantes traídos por un programa de Estado alrededor de 1850, para que desarrollaran esta zona. No fueron invasores.
Eran familias que venían con muchos dolores desde el Viejo Continente, perseguidos religiosamente, políticamente y por las malas condiciones que existían en Europa.
He escuchado que la creación de la Universidad Austral tenía como primera prioridad instalarse en Osorno y no prosperó dicha iniciativa, pero sí la iniciativa de la sede de la Universidad de Chile (hoy Universidad de Los Lagos), para lo cual fue fundamental la actitud de una rama de la familia Fuchslocher, propietarios de esos terrenos.
Creo que es bueno mencionar que esta familia aceptó la idea de que en los sitios que ocupa hoy Salfa Sur, Colegio Andalué, poblaciones adyacentes y otros, se construyera la Villa Universitaria para los profesores de la universidad, pero que por lo que he escuchado no se logró concretar por presiones ejercidas equivocadamente.
Si queremos entrar en lo político, puedo recordar que esta familia ha tenido el más amplio espectro político, por lo cual los de la iniciativa del cambio, es justo que respeten el nombre que por años lleva esta avenida.
Ricardo Piwonka Fuchslocher
La salud
Todos los días escuchamos por medio de los noticieros la inmensa falta de médicos que tiene el país. Se aduce a ello la magra infraestructura que tienen los recintos hospitalarios estatales, junto a lo menguados que serían los honorarios de los médicos en el área fiscal.
Se dice que el sector privado se estaría llevando la mayor cantidad de galenos, quienes trabajarían un breve tiempo en los hospitales y policlínicos fiscales y luego emigran al sector privado.
Conclusión: es el sistema el que esta fallando, y a ello el Estado le puede poner coto. Si hay voluntad, sugerimos respetuosamente que el Ejecutivo mande un proyecto de ley en el cual los médicos que se reciben como tal trabajen un mínimo de cinco años en los policlínicos y hospitales estatales en las grandes ciudades.
De esta manera tendríamos doctores con experiencia y entrega a la comunidad, a parte de ello, que el Estado les cancele sueldos dignos de su profesión. Los señores médicos no pueden ni deben olvidar que es el Estado el que los formó como tal, por lo tanto tienen la obligación moral de retribuir la inversión con su trabajo y experiencia, y así cumplir con el juramento hipocrático.
Duberlí Guerrero