50 mil autos en las calles de Osorno
En los últimos años, la ciudad no ha podido satisfacer adecuadamente la demanda de una mayor cantidad de automóviles circulando por sus vías.
Así como el resto de las ciudades del país, Osorno también lleva varios años experimentando un explosivo incremento de su parque automotriz, lo que complica enormemente el normal flujo por la vía pública, los tiempos de traslado de las personas, la calidad de vida, por lo tanto, y el consiguiente riesgo de un aumento de los accidentes de tránsito. Las ciudades han estado expuestas a las consecuencias de un incremento de la capacidad de consumo de sus habitantes, quienes no han dudado en hacerse de un automóvil para obtener mayores comodidades en sus viajes, versus la incapacidad crónica de los complejos urbanos para responder adecuadamente a las tensiones propias de la modernidad. La planificación, como en tantas otras áreas, no ha ido de la mano de la demandante realidad.
Esto explica que Osorno exhiba desde el año 2015 un impresionante aumento de los vehículos que circulan por sus calles. Mientras en ese año había 38.975 automóviles, hoy ya se estima que esa cifra llega a los 50.000, habida cuenta de aquellos que han pagado su permiso de circulación en esta ciudad o en otras, como de quienes llegan diariamente en búsqueda de bienes y servicios.
En ese mismo lapso de tiempo, no obstante, entre 2015 y 2019, el entramado vial no ha cambiado mucho. Salvo la muy visible y notable intervención de la avenida Mackenna, la ciudad no ha logrado ajustar en ese período sus arterias para satisfacer la brusca alza de vehículos que, naturalmente, continuará expandiéndose en los próximos años, porque no hay familia que no quiera contar con su propio automóvil, ni institución financiera que se reste de colocar sus préstamos a las tasas que considere convenientes.
Aunque está pendiente para su entrega la remodelación de República en toda su extensión y a anuncios que se repiten en el tiempo respecto de intervenciones similares en Julio Buschmann y el camino a Pilauco, o una nueva conexión desde el centro hasta Ovejería, se hace evidente que la ciudad no ha conseguido ponerse a tono frente a un irrefrenable aumento del parque vehicular. Esta debería ser una tarea con sentido de urgencia para evitar un previsible colapso dentro de algunos años más.