Ariela González: la centralista que se dedica en "cuerpo y alma" al trabajo bomberil rionegrino
LABOR. Es la responsable de recopilar la información del lugar amagado; promover la calma y despachar las unidades.
Bomberos de Río Negro, en su plan de mejoramiento, ha capacitado a su personal para afrontar de forma eficiente las emergencias, donde muchos ya lograron calificar y aprobar como bomberos profesionales en la Academia Nacional de Bomberos (ANB), proceso que ha sido duro y exigente.
Pero el superintendente Nazario Soto y el comandante Iván San Martín aclaran que en los siniestros no sólo trabajan los voluntarios de las compañías, sino también personal de apoyo, como la operadora de la central de alarmas, Ariela González Jara.
Al momento del llamado al 132 es ella la responsable de recopilar la información correcta del lugar amagado, todo en cosa de segundos; promover la calma y despachar las unidades al sitio del siniestro.
Ariela lleva 15 años en este cometido, que no ha sido fácil.
"Jamás pensé ejecutar esta función. Una siempre escucha la sirena, pero no se imagina el proceso que hay detrás y la importancia que tiene una central de bomberos para la comunidad", señaló.
Menciona la necesaria mesura que debe tener al momento de recibir una llamada desesperada por un siniestro, o tener que descubrir aquella comunicación falsa que nunca falta, y esperar que los voluntarios acudan con premura al cuartel.
"Este trabajo es gratificante, aunque igual tiene un dejo de tristeza, porque casi siempre cuando uno toca la sirena, es por una situación de dolor, salvo en Año Nuevo, que es la única vez que accionamos el sistema sin angustia", relató.
En la central rionegrina hay equipos de radios funcionando con la frecuencia todo el día, una es para el trabajo interno y otra de rastreo.
Asimismo, está el teléfono para las emergencias, además de los "tonos" (para las distintas alarmas) y los computadores donde están los sellos.
"Y los sellos son porque no todos los voluntarios tienen radio, pero sí su teléfono. Entonces, yo emito el mensaje y ellos captan de inmediato. Debo recalcar que en su mayoría nuestros bomberos son varones y muy respetuosos", explicó.
Costo personal
La centralista Ariela González tiene asumida su labor todos los días de la semana, lo que de repente la complica un poco.
"No es una queja, pero debo reconocer que me complica no ver a mis nietos que están en Puerto Montt, Pablo, Gaspar, Nicolás y Pía, quien por suerte ahora vive conmigo. Pero a los demás no los puedo saludar ni en su cumpleaños, a veces", reflexiona.
Para mitigar un poco aquello, cuando necesita salir es reemplaza por su hija Luisa, que trabaja en el Cuerpo de Bomberos de Osorno.
"Ella cumplió la misma función que yo en la central osornina, sólo que ahora está en la parte administrativa. Servir a bomberos es una hermosa labor. Soy rentada y mi hija también. No es mucho lo que uno recibe, pero también tenemos que reconocer los beneficios adicionales. Y si ella no puede venir, hay jóvenes bomberos disponibles que tienen la amabilidad de quedarse a cargo por algunas horas. Son de la Segunda Compañía y los he capacitado para asumir esta responsabilidad. Son eficientes y están autorizados por la comandancia", subrayó.
Un aporte
Ariela confesó sentirse útil a la comuna donde nació y ha vivido siempre.
"Me siento realizada y si las condiciones se mantienen, seguiré operando como centralista hasta siempre. Estoy capacitada, aprobé el curso en la Academia Nacional y por cuenta propia me he integrado a los talles que realizan nuestros voluntarios. Y han sido varios, incluyendo el de rescate vehicular y de materiales peligrosos", dijo.
"Me siento realizada y si las condiciones se mantienen, seguiré operando como centralista hasta siempre".