El trabajo en la lechería posee particularidades que están asociadas a los ciclos de la naturaleza. Cada mañana, los 365 días del año, el productor y sus colaboradores deben partir temprano la jornada, porque las vacas necesitan ser ordeñadas y ellas lo esperan. Después de 3 horas de trabajo hay un período de descanso, y luego de 10 horas, se repite todo el ciclo.

A todas luces, la especificidad de este rubro requiere de gente especializada, capaz de comprender las etapas productivas del ganado lechero, junto a la mecanización y automatización de la extracción de leche.

Los trabajadores y técnicos con estas habilidades son escasos y son los mejores rentados en el sector agrícola.

Por todo lo anterior, esta semana se planteó a la autoridad máxima regional, a parlamentarios y a la opinión pública, la inconveniencia de seguir avanzado con el proyecto de ley de modernización laboral, que intenta disminuir las horas de trabajo efectivas de 45 a 41 horas semanal, en un periodo de 4 años.

Chile dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ocupa los últimos lugares en productividad. Sin embargo, hoy se quiere tener los menores horarios de trabajo, lo cual es un despropósito si buscamos ser un país desarrollado.

Esta ley le restará competitividad a la producción nacional, aumentando los costos. Y es posible que muchas de las lecherías, que siempre manejan márgenes ajustados, prefieran cerrar sus explotaciones a dar un salto para contratar más personal. Incluso, ha sido reconocido por las mismas autoridades, que pueden verse afectados cerca de 250 mil empleos, de aplicarse una reforma sin flexibilidad.

El sector lechero es el que más mueve al Inacer de las dos regiones del sur: si el precio de la leche sube un 10%, el Inacer regional sube un 7% ("Impacto de la Industria Lechera", 2012). Esto significa que cualquier política que golpee a nuestro sector, afectará a la productividad de las regiones y finalmente del país.

A la fuerza no aumenta el empleo, y con una ley no se mejora la productividad; pero sin duda, una medida populista sí puede dañar profundamente a la economía nacional y regional, impactando a un sector clave para el sur de chile, como lo es la lechería.

Marcos Winkler presidente de Aproleche Osorno

No es la primera vez que se insiste en este espacio sobre la necesidad de adoptar conductas responsables cuando se guía un vehículo motorizado. Y si bien se sabe que el tema genera debate entre la sociedad osornina, lo que queda demostrado en redes sociales, es un tema en el que se debe seguir insistiendo hasta ver resultados concretos.

Si bien tanto Carabineros como otros organismos encargados de la seguridad vial efectúan constantes recomendaciones a la ciudadanía, se observa que aún falta mucho trabajo que realizar para lograr una real toma de conciencia de conductas responsables en la conducción de vehículos motorizados.

Por ello, a pesar de todas las insistencias, de los controles de Carabineros, de los llamados de atención de los mismos conductores que se frustran ante situaciones irregulares de algunos imprudentes, los accidentes de tránsito siguen ocurriendo a diario en la provincia. Además de estas colisiones, generalmente producto de la mala maniobra de un conductor que prefirió hacer caso omiso a la normativa vigente, es frecuente también ver a personas hablando o navegando a través de su celular mientras guían un vehículo motorizado, a otros virando en lugares donde tanto la señalética instalada como el mismo sentido común no lo permiten, a otros que estacionan sobre la vereda, generando congestión e incomodidad; o a algunos que simplemente no respetan los límites de velocidad permitidos.

¿Qué se debe hacer entonces para comenzar a frenar estas prácticas? Se sabe que los llamados y campañas en esa dirección poco resultado están teniendo. Es por ello que para avanzar en esta materia, el tema debe ser analizado al interior del hogar, de manera de sembrar esa toma de conciencia ciudadana en los niños, siempre y cuando estas discusiones se generen en hogares con padres realmente responsables a la hora de conducir un vehículo. Por mientras, la única alternativa que podría generar cambios concretos es una fuerte fiscalización y sanción a quienes incumplen la normativa.