Convivencia e inclusión en educación inicial
"Un aula inclusiva está llena de beneficios, pero también puede ser un enorme desafío para los educadores".
Considerando y sosteniendo que la educación inicial es la primera puerta de entrada de los seres humanos dentro del contexto educativo formal y que todos los niños tienen derecho a recibir educación oportuna y de calidad, es que ésta debe estar basada en las necesidades y características individuales de cada uno de ellos.
La educación inicial debe abrirse a la riqueza de la diferencia, basada en un concepto de educación inclusiva, que lleva a la transformación social y a una sociedad más democrática, acogedora, solidaria y respetuosa.
Bajo la mirada inclusiva, es que el sistema educativo en nuestro país legisla sobre la educación inclusiva un proceso cuyo propósito es lograr la participación de todos, mediante estrategias educativas que den respuesta a la diversidad de las innumerables demandas de los niños, tomando como punto de partida la educación inicial y trabajar con especial vocación y sentimiento con aquellos que sufren la amenaza constante de ser excluidos del sistema educativo.
Las aulas preescolares inclusivas son espacios ideales para el desarrollo y aprendizaje de todos los niños. En éstas se genera mayor empatía y aceptación, lo que a su vez desemboca en mejores resultados académicos, sociales y de comportamiento.
Un aula inclusiva está llena de beneficios, pero también puede ser un enorme desafío para los educadores.
Esto sucede porque en una sala con niños que tienen diferentes discapacidades, los comportamientos pueden ser muy variados, al igual que las formas de aprender. La expresión corporal, las formas de comunicación, la expresión facial o la concentración, son algunos de los factores que pueden diferenciarse y manejar esos aspectos, es la prioridad de quienes cumplen el rol más importante al interior de la sala.
La invitación, por tanto, es a reflexionar a tener presente que la inclusión se puede concretar a través de una convivencia fidedignamente recíproca. Es entrar en el mundo de los niños y el nuestro, lo que sin duda será sinónimo no sólo de educadores técnicamente correctos, sino más bien de educadores humanamente sensibles y que posibilitamos la existencia de todos en cada espacio en que comenzamos a existir.
Paola Maturana Carvajal, jefa de carrera Técnico en Educación Parvularia Centro de Formación Técnica Santo Tomás Osorno