Las redes sociales tienen numerosas ventajas en educación siempre y cuando logremos sacar provecho de este medio de comunicación y de información interactivo, a los cuales nuestros jóvenes están permanentemente conectados. Junto con sus bondades indiscutidas como la inmediatez, la horizontalidad y su carácter colaborador, existen riesgos o vicios asociados a esta herramienta digital, como el ciberbullyng o el ciberacoso, que es una forma dañina que tienen nuestros niños y jóvenes de relacionarse.

El tema es preocupante. El ciberacoso es una especie de hostigamiento que se expande más allá de las aulas, y que produce angustia en la víctima, genera depresión y puede incluso desencadenar en un suicidio, tal cual hemos sido con profundo dolor testigos en nuestro país.

Según datos de la Superintendencia de Educación, en 2018 el ciberacoso tuvo un importante incremento. Se comparó la cantidad de denuncias ingresadas durante el primer semestre de los últimos tres años, registrándose un alza de un 56% de casos, y presentándose mayormente en relaciones generadas entre niñas, en edades altamente sensibles, circunscritas a la transición de la niñez a la juventud.

Inacap Sede Osorno, a través del Centro de Desarrollo para la Educación Media (Cedem) recientemente generó una discusión de este sensible tema con docentes y profesionales de distintas unidades educativas de la provincia, a través de la exposición de la especialista en educación digital Marcela Momberg, oportunidad en que se hizo hincapié en cómo hacemos frente a esta problemática, la familia, el colegio, sin duda uniendo fuerzas.

El ciberacoso se vive en profunda soledad, por lo cual, como educadores, y en nuestro rol como padres, nos compete estar alerta ante esta violencia virtual, que es un espejo de la sociedad en que vivimos.

Finalmente, desde otra mirada, vale la pena reflexionar sobre nuestra función en la educación de nuestros jóvenes para el adecuado uso de las redes sociales, tal vez incorporarlas al proceso educativo, como herramienta pedagógica, generando aprendizajes más significativos.

Un tremendo desafío que nos impone la sociedad, con niños y jóvenes híper conectados, cuyo principal medio de comunicación son las redes sociales, las que en efecto tienen vicios y peligros y nos llaman a estar atentos ante liderazgos negativos, pero también nos dan la oportunidad de crear comunidad y de comunicarnos con los códigos que a ellos les generan sentido, motivación y pertenencia.

Rodrigo Ibáñez, vicerrector

de Inacap sede Osorno

Durante prácticamente tres días tuvo que trabajar Bomberos para combatir el incendio de un vertedero ilegal al interior de un terreno perteneciente a la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE), en el sector de Ovejería, en una emergencia sanitaria y medioambiental que si hubiese ocurrido en cualquier comuna de Santiago, habría motivado la inmediata respuesta y preocupación de las autoridades del nivel central. Lo que comenzó el viernes en la tarde como uno de los tantos incendios de pastizales que abundan en una ciudad con demasiados sitios eriazos, a las pocas horas se fue transformando en una contingencia mayor por las dificultades para extinguir el fuego y por, esto fue lo más inquietante, la emanación de una nube tóxica que el lunes pasado obligó a suspender las clases en dos escuelas y un jardín infantil.

Lo que sucedió entre el viernes y el lunes mostró la peor cara de las capacidades locales para hacer frente a emergencias que pueden afectar la salud de las personas. Aunque Bomberos concurrió al instante a luchar contra las llamas, las particulares características del sitio, un vertedero ilegal, derivaron en dificultades que ameritaban una reacción mayor de parte de los organismos del Estado. No obstante, fue pasmosa la falta de comunicación y de coordinación entre los distintos estamentos públicos, tanto del Poder Ejecutivo como del municipio local, al punto que uno de los encargados de emergencia reclamaba el fin de semana que su par ni siquiera era capaz de utilizar las radios asignadas para este tipo de situaciones.

Afortunadamente, el incendio del vertedero ilegal no llegó a causar un impacto visible (al menos en lo inmediato) en la salud de las personas, pero este episodio debería arrojar una gran lección para las unidades de emergencia involucradas, ya sean del Gobierno como del municipio osornino. En este sentido, es fundamental mejorar la comunicación y la coordinación para identificar el problema, conseguir los recursos y aplicar con la mayor celeridad las medidas de mitigación. Es importante, por supuesto, exigir a EFE una mayor atención de los terrenos sin uso que tiene en la ciudad, pero más lo es que la ciudad adquiera las capacidades técnicas y logísticas para responder a las emergencias, que fue lo que se echó de menos entre el viernes y el lunes.