Un perro que no se inmuta

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Si a alguien le quedaban dudas sobre la proliferación de perros vagos en las calles osorninas, que le pregunte al intendente Harry Jürgensen, que se vio obligado a cambiar de rumbo ayer en la vereda de calle Lynch para no interrumpir la dulce siesta de un can para quien los galones del poder poco importan.