El miedo a caer, o también llamado "fear of falling" o "síndrome post caída", es un cuadro muy común y cada vez más frecuente en las personas adultas mayores. Según estadísticas internacionales, uno de cada tres adultos mayores ha sufrido una o más caídas en el año y este riesgo crece en la medida que aumenta la edad.
Este cuadro conforma un círculo vicioso en el cual hay una caída inicial que da paso a que luego la persona tenga miedo a caer y así desarrollar una marcha más cautelosa o precavida que muchas veces considera patrones posturales inadecuados, lo que incita a un mayor riesgo a caer y que lo lleva habitualmente a una nueva caída, aumentando el miedo a volver a caer.
Esta serie de eventos hace que la persona vaya generando mecanismos para evitar y compensar situaciones asociadas que lo pudiesen llevar nuevamente a perder el equilibrio. Este círculo se puede repetir hasta llevar a la persona a la dependencia y postración, lo que conlleva a un deterioro y degeneración sensorial multisistémica, ya sea por aislamiento o por inactividad.
Nuestro sistema vestibular, como principal órgano del equilibrio ubicado en nuestro oído interno, participa en conjunto con el sistema visual y el sistema propioceptivo en el control y la estabilidad postural. Este funcionamiento coordinado nos permite estar de pie y no caernos. Por ello, cuando existe una alteración en nuestro sistema vestibular, uno de los síntomas más comunes son la presencia de mareo, vértigo, desequilibrio y náuseas, entre otras cosas.
El envejecimiento genera un deterioro sensorial de estos sistemas, lo cual sumado al declive progresivo de la masa muscular y del rango de movimiento articular, aumenta el desequilibrio y con ello el riesgo a caer. Si a esto sumamos una baja participación en actividades de ejercicio físico, la probabilidad de perder el equilibrio aumenta notablemente.
El abordaje terapéutico desde la fonoaudiología se sostiene desde la estimulación más que de la rehabilitación. Un plan de ejercicios que promueva la estimulación vestibular en adultos mayores puede ayudar a disminuir la tasa de caídas y con ello el miedo.
Considerando que acceso a la salud es la atención primaria, y en la cual el fonoaudiólogo tiene una participación minoritaria, la creación de nuevos espacios podría ayudar al mejoramiento de la calidad de vida de los adultos mayores.
Valeska Delgado, directora de Escuela de Fonoaudiología
Universidad Santo Tomás Osorno
