Por años, asumimos que el problema de la contaminación ambiental urbana era una característica exclusiva de la Región Metropolitana, producto de la concentración de industrias y del creciente parque de vehículos motorizados. Sin embargo, mientras los medios de comunicación nos informaban de los persistentes -y estériles- esfuerzos por descontaminar Santiago, en regiones, el cielo de las principales ciudades también se fue tiñendo de gris y el aire comenzó a dejar de ser tan puro.
En 2016, se comenzó a aplicar el Plan de Descontaminación Ambiental de Osorno (PDAO), con la intención de hacerse cargo del grave problema de contaminación del aire, producido fundamentalmente entre abril y septiembre -los meses más fríos- por el consumo de leña, que es el principal medio de calefacción doméstico en el sur del país. Al día de hoy, la evaluación del plan no es buena. Hay retraso en todos los ejes -recambio de calefactores, acondicionamiento térmico de viviendas, mejoramiento de la calidad de la leña y educación-, y el área menos trabajada es, precisamente, la que tiene que ver con la sensibilización de la población.
La propia Seremía de Medio Ambiente reconocía hace pocos días que hay un gran número de personas que no entiende en qué consiste este plan. En tres años, no se ha logrado educar a la población respecto de la importancia de tomar medidas para mejorar la calidad del aire. Las medidas coercitivas, como multas y sumarios, no están ayudando a mejorar las condiciones del aire que respiran los osorninos.
Este plan es una política pública. Y cuando las políticas públicas fallan, independientemente del gobierno que las ejecute, es necesario revisarlas, sincerar la realidad y adoptar las medidas para mejorar su funcionamiento.
Es cierto que las principales restricciones apuntan al tema de la leña húmeda, pero si la oferta de leña seca es escasa y si los compromisos sobre recambio de calefactores y acondicionamiento térmicos no se han cumplido, no le podemos pedir a la población que no se calefaccione.
Debemos entender que, en el sur, el uso de la leña es un tema cultural. Efectivamente, son comportamientos que se pueden modificar en el tiempo, con un trabajo de largo plazo, pero prohibir hoy ese tipo de calefacción no contribuye a descontaminar, sólo provoca temor y rechazo en la comunidad. Desde esa perspectiva, resulta razonable enfatizar en la educación y acelerar el cumplimiento de los compromisos asociados a la ejecución del plan. Revisar el PDAO es prioritario para el bienestar de los osorninos.
Rabindranath Quinteros Lara, senador por la Región de Los Lagos