Aumento de accidentes
Mi largo período de vida manejando autos y camionetas (más de 70 años) sin ningún percance, me autoriza para opinar sobre el exceso de velocidad en sectores vulnerables, como origen principal del evidente aumento de accidentes.
El panorama pavimentado que ofrecen nuestras actuales calles y carreteras, sumados al aumento impresionante de vehículos motorizados en circulación -con la congestión derivada- estimula las velocidades imprudentes y descuidos fatales, todo lo cual redunda en el aumento de accidentes donde le velocidad excesiva de choferes con escasa experiencia -o educación general-, es la principal causa. Mientras los choferes no respeten las reglas del tránsito, ni su vida misma ni la ajena, continuarán los accidentes en aumento.
David Benavente
Pasos cebra
La mayoría de los pasos cebra están pintados en la esquina de las calzadas, lo que está bien cuando hay un semáforo que regula el tránsito o lo dirige un carabinero, pero cuando no lo hay, los conductores tienen que sobrepasarlos con sus vehículos o simplemente posarse sobre ellos para tener una buena visión y poder avanzar.
Esta situación implica una infracción y como consecuencia una multa. Lo ideal sería que los pasos cebra estuvieran más atrás (la distancia de un vehículo de tamaño normal) para que los peatones pasaran por detrás de los vehículos y no por delante. Así se evitarían accidentes con consecuencias tanto personales como materiales.
Jorge Valenzuela Araya
Violencia contra menores I
El caso de la pequeña Ámbar, presuntamente violada y asesinada en manos de su tío cuidador, nos recuerda que otra vez llegamos tarde como país a cubrir y socorrer la necesidad de los más débiles. Ya pasó en 2012 con la muerte de Daniel Zamudio, joven que murió producto de lesiones atribuidas a su orientación sexual y que recién después de ello, pudo ver la luz el proyecto de ley de antidiscriminación que estuvo años sin ser discutido en el Parlamento.
El Gobierno anunció la semana pasada la imprescriptibilidad para los abusos contra menores, noticia que si bien todos esperábamos para bien de nuestros niños y jóvenes, no deja de cuestionarnos por qué ahora y no antes. ¿Acaso debemos esperar a que vivamos o presenciemos lo más bajo del acto humano para poder legislar y poner freno a abusos, discriminación, atropellos a los derechos humanos y ahí sí reaccionar?
Es de esperar que, de una vez por todas y con real sentido de urgencia, la sociedad en su conjunto, nuestras autoridades, legisladores, organizaciones civiles, fundaciones y quien esté por impulsar una mejora social y humana en el país, sea capaz de alzar la voz antes de, y así no sigamos lamentando actos o acciones que no sólo atentan contra una persona o grupo, sino que dañan el corazón de la sociedad.
Es hora de que como país dejemos atrás divisiones muchas veces sin razón y pongamos el foco en lo realmente urgente y en los problemas que realmente sufren, hora a hora y día a día, miles de chilenos.
Óscar Galaz R.
Violencia contra menores II
Ante los últimos hechos de violencia que se han producido en contra de menores de edad en nuestro país, es claro que con mayor fuerza la gente pedirá la pena de muerte como solución al problema, pero creo que la medida populista no es el camino, ya que no evitará que el agresor realice su accionar. Debemos como sociedad fomentar en las nuevas generaciones la importancia de lo que implica la protección del menor en todos los sentido, porque, recordemos, los niños están primero. Esa, a mi forma de ver las cosas, es la mejor solución.
Tomás Hennigs Díaz
Deterioro fiscal
El Ministerio de Hacienda nuevamente nos entrega datos respecto del desenfrenado gasto realizado durante la pasada administración, más de $5.500 millones fueron comprometidos sin sustento financiero para 2018.
Estas cifras nos muestran que cuando pensamos que el gasto se sustenta fotocopiando billetes, no hay administración que se pueda proyectar, por lo tanto, crecer de buena forma. Estos gastos desmedidos, muchos de ellos decretados entre enero y febrero, son una muestra más de cómo es fácil gastar el dinero ajeno irresponsablemente, parafraseando a Margaret Thatcher.
Hugo Ramos