La búsqueda de felicidad como un rumbo permanente en la vida se utiliza con frecuencia para justificar muchas de las decisiones y acciones que llevamos a cabo en el plano personal, familiar, de grupo o sociedad. La complejidad del concepto, dadas las múltiples perspectivas desde donde se puede abordar la felicidad, desde lo filosófico a lo operacional, nos obliga a definir qué entenderemos, como individuo o como grupo por felicidad, pues existe consenso que no son las condiciones ambientales o del entorno lo que determina los niveles de felicidad de las personas, sino que el estado en el cual se siente el individuo en un momento determinado.
Si muchos queremos que nuestra ciudad sea feliz, sería lógico pensar que deberíamos intentar definir qué es aquello que nos proporciona felicidad y, en consecuencia, qué debemos hacer para mantenernos en este estado y solicitar a quienes lideran nuestra sociedad (autoridades, empresas, grupos sociales), proporcionar esas condiciones. Todo ello suena razonable, pero de acuerdo a lo que señalan quienes más han estudiado la felicidad, tanto individual como colectiva, las principales determinantes para la felicidad no están en las condiciones del entorno ni en las circunstancias, sino que están sustentadas en factores internos y principalmente en la voluntad propia.
¿Por qué Bután, siendo un país de los menos desarrollados en Asia, es de los que tiene más alto nivel de felicidad en Asia oriental? Pareciera ser que aquellos que señalan que ser feliz es una decisión, algo de razón tienen. En consecuencia, para que nuestra ciudad sea más feliz deberíamos todos (o la mayoría) decidir ser felices y hacer cosas que nos mantengan en ese estado.
Algunas recomendaciones extraídas de la web creo que pueden proporcionarnos un buen inicio. Para co-construir una ciudad más feliz deberíamos: sonreír más (fruncir el ceño menos), escuchar más (hablar menos), hacer más (mirar menos), aceptar más (juzgar menos), sentir más (pensar menos), apreciar más (quejarse menos), amar más (temer menos).
La invitación está hecha, ahora depende de usted.
Ramón Rubio, director ejecutivo de Aiep y
presidente de la Multigremial de Osorno