¿Su Santidad, Santo Padre, Papa…? Francisco en Chile. Chile, Estado laico. ¿Laico? Por supuesto, desde que Jesús dijo claramente "Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios", son muchos los altares que están separados del trono.
El "representante de Jesús" número 266 pisó suelo patrio en medio de un excesivo sistema de seguridad, rodeado de autoridades de mayoría agnóstica cuando no anti católicas, acosado por una prensa que a veces más que profesionales detrás de una noticia, parecía una jauría atacando a su presa.
Así lo esperó Chile, con una organización extremadamente celosa y poco caritativa para los fieles que querían estar cerca del "Vicario de Cristo".
Por supuesto, muchos no alcanzaron a verlo. Sin embargo, Jorge Bergoglio, canchero como buen argentino, paciente como pastor, sonreía y bendecía a diestra y siniestra. Si acusó recibo de esta falta de consideración de parte de algunos compatriotas, jamás lo demostró. Sus homilías impecables; cada quién tuvo lo suyo, no escatimó palabras ni tiempo.
¿Y? Y aquí estamos. Una vez más, con la sensación de que primó la inmediatez disfrazada de solidaridad. El dolor de las víctimas del caso Karadima, convertido en show mediático. Aquí entre nos, ¿cuál es el lugar o instancia adecuados para reclamar justicia; los lugares sagrados o los tribunales?
En fin… ¿Dónde quedó la espiritualidad? Fuera del ambiente polémico, propio de la contingencia política, social y humana asociada a las víctimas de abusos; aún así, cientos de miles de peregrinos, soportando frío y calor, caminaron kilómetros y esperaron horas sólo para ver al "heredero de Pedro", ojalá tocarlo, buscando con pasión, de rodillas, llorando, bailando, cantando, orando, como debió ser en los tiempos de Jesús, cristianos hambrientos, llegaron con su cruz a cuestas, movilizados por la fe.
¿Fe? Listo, aquí se pone denso el artículo. Sin importar la religión, dogma o creencia al que cada cual adhiera, independientemente de las falencias institucionales, qué es más importante, ¿la forma o el fondo? ¿La pureza de corazón del verdadero creyente o las impurezas propias de todo sistema humano?... ¿Usted que opina?
Vivian Arend