Héroes, súper hijos, súper padres. Historias, esfuerzo, drama, risas, llanto, todo mezclado en un gran escenario, entregado a gotas durante 27 horas a través del medio de comunicación más penetrante; la pantalla de televisión.
Este popurrí de modelos y empresarios, políticos y comunicadores, artistas y personas con capacidades diferentes, desde "Logremos el Milagro" (1978) al "El Abrazo de Todos" (2017), en nuestro país, exceptuando 1995, ha logrado superar con creces cada una de estas cruzadas a cargo de Mario Kreutzberger y su equipo.
Treinta y nueve años, 29 teletones, diferentes lemas, variados jingles, cada ciudadano sucumbe ante tanta emoción y va a depositar peso a peso a la cuenta 24.500-03. Y de viernes a sábado, 27 horas logran lo que nadie más puede: unir nuestro país.
El lunes, por supuesto, Chile vuelve al día a día, los ciudadanos caminan por un par de horas sonrientes por la labor cumplida, los empresarios (mismos que se lucieron en la tele) vuelven a vender gato por liebre, los trabajadores a pedir más feriados, los políticos a sacar la castaña con la pata del gato, los abogados a llenar de querella los juzgados, hasta los corruptos vuelven al ataque sin piedad.
¿Piedad? Clemencia, altruismo, caridad. Aquí entre nos, ¿somos caritativos los chilenos? Obviamente, viendo la Teletón, esta pregunta arriesga demanda, sin embargo, a la luz de la serenidad y sobre hechos concretos, pocos se atreverían a afirmar que somos solidarios. Empezando por el Estado, incapaz de hacerse cargo de problemas diarios, menos de chilenos con capacidades diferentes; siguiendo con el Legislativo, más preocupado de aumentar el cupo de parlamentarios que de legislar por una mejor calidad de vida; y el Poder Judicial, que por motivos desconocidos tiene demasiados delincuentes en la calle dejando a víctimas de violaciones y abusos (que no tienen una Teletón donde curar sus heridas) indefensos; y la televisión, tan prodiscapacidad y defensora de la inclusión, a lo más incluye homosexuales en sus programas ¿suficiente?...
En fin, son sólo algunos ejemplos de que somos buenos en la Teletón, pero nos falta mucho para ser caritativos... ¿O no?
Vivian Arend