Fallida donación de sangre
Hoy (ayer) fui al Hospital Base de Osorno a donar sangre para el primo de un amigo que va a ser transplantado de médula en el Hospital El Salvador de Santiago, cuando me encuentro con la desagradable noticia que debo solicitar hora. Le paso a detallar textualmente lo que en ventanilla me dijeron, "usted tiene que hablar con la persona que lo contactó para que nos llame y así coordine una hora, cuando la haya obtenido, debe de avisarle a usted cuándo puede venir a donar sangre".
Encuentro tirado de las mechas esta forma de poder donar sangre, cuando constantemente están pidiendo donadores, porque prácticamente no los hay; y mucho menos los van a haber con este tipo de burocracia que no ayuda en nada a paliar el déficit de donantes que existe actualmente en el país.
En el momento en que fui no había nadie, sólo la persona que me atendió. Mínimo por último deberían de haber aprovechado que estaba allí para sacarme sangre y así poder ayudar en algo a alguien que lo pudiese necesitar más adelante. Pero no fue así, yo por mi parte he sido donante de sangre muchas veces antes, pero nunca me había pasado algo como lo sucedido hoy (ayer).
No sé si estoy mal con hacer este reclamo, o simplemente hay alguien que no está haciendo su pega como debe de ser. En vez de facilitar las cosas las obstaculizan, y como siempre los más afectados son los que necesitan de nuestra ayuda desinteresada.
Carlos Caballero
Laicos y Conferencia Episcopal
Con motivo de las últimas declaraciones de la Conferencia Episcopal de Chile, con relación a la protesta durante el Te Deum en la Catedral de Osorno, lejos de zanjar y apaciguar la gravísima crisis que tiene dividida a esta diócesis, dichas declaraciones han provocado el efecto contrario, polarizando aún más las diferencias y rivalidades frente a la inconveniente y soberbia posición de estos altos jerarcas eclesiásticos, para defender y justificar al actual obispo (Juan Barros), transformando tal misiva en un documento descalificatorio y divisionista.
Además de esta errada postura y capacidad para desfigurar los hechos, cabe destacar la gran habilidad de los altos dignatarios del clero regular para transformar al obispo en una víctima sufriente de injustas críticas y presiones; en circunstancias que habría y seguiría siendo cómplice y encubridor de las prácticas del sacerdote (Fernando) Karadima, siendo estos repudiables hechos las verdaderas razones del rechazo a la designación. Se hace imperativo recordar las acusaciones denunciadas por jóvenes y ex seminaristas, encabezados por Juan Carlos Cruz.
Son estos los verdaderos y gravísimos hechos que tanto los laicos y laicas, además de la opinión pública en general, no aceptan y rechazan, puesto que acciones de tan abyecta naturaleza son las que de hecho "ofenden gravemente a Dios, a la Iglesia y en particular, al pueblo de Dios", y de ningún modo el simple acto de alzar un cartel en absoluto silencio en la Catedral, cuyo tenor expresaba "Renuncia". Bajo circunstancia alguna se pueden atribuir tan desproporcionados calificativos condenatorios.
Se desmiente con ello lo que señala la declaración de la Conferencia Episcopal, cuyo subjetivo tenor y liviandad ha pretendido invertir la indiscutible gravedad de las acusaciones que obran en contra del obispo Barros, confundiendo así a la comunidad religiosa y a la opinión pública.
Aníbal Vargas Vidal, integrante de la Comunidad de Laicos y Laicas
Agradecimientos al diario
Quiero presentar dos agradecimientos. Uno, al autor de la columna de opinión de este martes (de autoría de Vivian Arend), titulado "Donde la Panky", al expresar sólo elogios y alabanzas para Carmen Bolados Humeres y ninguna tiradura para abajo ni crítica negativa contra nadie. Gracias.
Dos, al diario por informarnos del tercer lugar en el Sudamericano de Vóleibol Sub 17. Gracias.
Germán Álvarez Hetz
Visita del Papa
¿Estará preparado el comercio y turismo de Osorno para la avalancha de personas que llegarán por la visita del Papa? Francamente, lo dudo.
Rafael González
Ingresos de autoridades
Se supone que el objetivo principal de un ingreso razonable o mucho más que razonable para una autoridad pública o privada tiene como fin que ejerza su cargo con la responsabilidad y tranquilidad de una estabilidad económica, que le permita vivir sin sobresaltos, ni tener la necesidad de recurrir a maniobras reñidas con la ética.
Lamentablemente, las personas con mayores ingresos son un barril sin fondo, pues no se llenan con nada. Últimamente hemos sido testigos de un sinnúmero de estas malas prácticas. Es una burla para aquellos trabajadores que deben esforzarse día a día.
Jorge Valenzuela Araya