Ya desde antes de su última remodelación, la plaza de Armas era un orgullo para los osorninos. Rodeada de numerosos edificios diseñados por Carlos Buschmann, Premio Nacional de Arquitectura de 1979, con especies arbóreas típicas del sur e imán para atraer el paso de los ciudadanos, se erigió, como tantos lugares similares de muchísimas otras ciudades del país, en el símbolo por excelencia de la urbe, aquel donde confluían ricos y pobres, niños y adultos, para encontrarse en el paseo dominical. Este orgullo creció luego de la citada remodelación, con una vistosa pileta que en las noches se ilumina con diversos colores y la instalación de la escultura de un toro que después de las resistencias iniciales de algunos, se ha posicionado como el sitio imperdible en el que los turistas se toman la fotografía de rigor, testimoniando así que estuvieron en la tierra de la carne y patria de la leche.

Sin temor a la equivocación, la actual configuración de la plaza de Armas de Osorno se ubica entre las de mayor atractivo en el sur e incluso del país. Además de la pileta de colores y el característico toro, el odeón, el monumento a Eleuterio Ramírez (héroe de la Guerra del Pacífico), el escudo de la ciudad dibujado a nivel de suelo y su amplitud, que invita a recorrerla y a descansar en sus bancos, constituyen atractivos que sirven para potenciar a todo su entorno comercial y cívico.

Un punto de encuentro de este tipo, tan valorado ya por los osorninos y los visitantes, necesita, no obstante, de cuidados permanentes de parte de la propia ciudadanía y las autoridades locales. La presencia de absurdos rayados en el monumento a Eleuterio Ramírez y en los pilares del odeón, reflejan la incultura de parte de algunos que creen que de este modo realizan actos de expresión artística que en rigor atentan contra la ciudad en general. Asimismo, la falta de aseo, la pileta descuidada y el daño en las placas explicativas demuestran que la autoridad municipal no ha sido suficientemente diligente a la hora de cautelar el patrimonio local.

Para que la plaza de Armas mantenga su sello, se requiere de una mayor preocupación de toda la ciudad, comenzando por los organismos pertinentes del municipio.

Uno de los desafíos de los próximos años en Chile bajo la perspectiva del nuevo gobierno que se avecina, es avanzar hacia un desarrollo equilibrado de nuestro territorio, donde las decisiones estratégicas sean un fiel reflejo de las necesidades y vocaciones regionales. Los esfuerzos por descentralizar nuestro país se arrastran hace décadas, sumando a través de los años a esta discusión a actores económicos, políticos y ciudadanos, quienes -desde sus propios ámbitos- demandan contar con mayores herramientas para definir y gestionar planes de desarrollo a partir de intereses locales.

Chile es hoy el país más centralizado de América Latina y de la OCDE, con relación al tamaño de su población y a su economía. Además, cuenta con la población más centralizada geográficamente: la Región Metropolitana representa el 40% de su población y sólo el 2% de la superficie del país.

Antecedentes como estos nos obligan a enfatizar la necesidad de un país que otorgue a las regiones la autonomía necesaria para determinar recursos, decidir estrategias competitivas, orientar inversiones y generar desarrollos productivos de acuerdo a las zonas territoriales que lo componen.

La Cámara Chilena de la Construcción apuesta por el desarrollo regional, por la importancia de cada una de las regiones que componen el territorio y, por ello, permanentemente desarrolla iniciativas que beneficien a las personas y al desarrollo. Tal como lo hiciera con el estudio "Propuestas para un Chile descentralizado 2030"; la firma del convenio de colaboración técnica con la Subsecretaría de Desarrollo Regional; y la instalación de la Mesa Regional de Trabajo público-privado en la Región de Los Lagos; ahora el gremio da un nuevo paso y asume como compromiso estratégico trabajar con más fuerza por la descentralización de Chile.

A través del proceso participativo "Construyamos Chile desde las regiones. Propuestas de descentralización para el desarrollo", estamos generando diálogos internos y externos con distintos actores en el país, y desde las aptitudes locales, ideas, necesidades y limitaciones que se recojan en las 18 cámaras regionales distribuidas a lo largo del país, elaboraremos propuestas que serán entregadas al próximo Presidente de la República.

Con este trabajo buscamos convertir a las regiones en protagonistas de su propio desarrollo, poner en valor la participación local en la creación de estrategias para crecer y crear bienestar, y así aportar al Estado con propuestas y desafíos regionales para el anhelado Chile equilibrado y descentralizado.

Paulo Arce Moreno, arquitecto y

presidente de la CChC de Osorno