La adecuada disponibilidad de obras de infraestructura y servicios contribuye a que un territorio pueda desarrollar ventajas competitivas y productivas. Asimismo, las redes de infraestructura también constituyen un elemento central de la integración del sistema económico y territorial, fortaleciendo la descentralización y transformándose en un elemento capaz de vertebrar toda la estructura económica local.

Dada la diversidad económico-productiva de nuestra región, su crecimiento y su desarrollo radican fundamentalmente en sumar las potencialidades individuales, las que sin duda aportan al crecimiento territorial desde su propia visión.

A la luz de estas necesidades, la CChC Osorno ha priorizado una cartera de proyectos que obedecen a este criterio y buscan una adecuada gestión territorial que permita el bienestar social, mejorando la calidad de vida y propiciando la integración. Con ello, buscamos poner en valor la planificación no sólo local, sino también regional o zonal, considerando al territorio como el elemento central para articular un modelo de desarrollo sostenible en el tiempo.

Uno de estos proyectos es la generación de un plan estratégico de conectividad territorial que nos permita conformar un Cordón Bioceánico Norpatagónico como parte de un eje transversal de conexión con el Pacífico. Ello considera el mejoramiento integral del Paso Internacional Cardenal Samoré, con nueva infraestructura, moderna y digital, además de un complejo fronterizo con aptitud para el control integrado aduanero, migratorio y sanitario, potenciando los beneficios bilaterales vinculados al turismo y a todos los sectores productivos de nuestra región. Creemos que este proyecto es acorde a la demanda de crecimiento económico y turístico de la macro región sur, fortaleciendo además la vinculación chileno-argentina y la conectividad con la toda zona sur austral de Chile.

En este afán de integración, es que directivos de la cámara local se encuentran en Bariloche para sostener reuniones con la Cámara Argentina de la Construcción de la provincia de Río Negro y de la Corporación del Corredor Bioceánico, a fin de aunar criterios e impulsar en conjunto el desarrollo de esta ruta de integración. Con ello, sumamos actores que nos ayuden a impulsar desde el otro lado de la cordillera esta idea de eje trasversal de conexión terrestre, con una ruta internacional 215 que una al segundo paso internacional más importante del país con la Patagonia chilena y argentina.

Paulo Arce Moreno, arquitecto y

presidente de la CChC de Osorno

Mañana se celebra el Día Nacional del Migrante, ocasión propicia para que la sociedad chilena, y la osornina en particular, reflexionen acerca de los desafíos que está imponiendo este emergente fenómeno que se repite, con mayor o menor fuerza, en prácticamente todas las ciudades del país. Aunque desde hace algunos años el país está atrayendo a ingentes cuadros migrantes de diversos países latinoamericanos, ha sido en los últimos meses que esta realidad se ha visibilizado exponencialmente, producto de las sucesivas oleadas de ciudadanos haitianos que están llegando en busca de un mejor futuro del que les depara su nación, donde al menos el 70 por ciento de la población vive sumida en la pobreza.

En Osorno, la presencia de haitianos se ha hecho evidente, primero, en labores agrícolas en el verano pasado, expandiéndose en los meses siguientes a faenas ligadas a la construcción. Ya es frecuente encontrarse con ciudadanos caribeños en las calles de la ciudad, además de venezolanos, colombianos y peruanos, atraídos por la posibilidad de trabajo y la estabilidad política, uno de los activos que por tenerlo tan cerca, para muchos chilenos no representa una variable demasiado valiosa. Está claro que aquí, como en muchas otras áreas de la vida, se valora sólo aquello que se ha perdido.

Frente a este fenómeno sólo cabe la tolerancia, el respeto y la solidaridad, y en ningún caso trasnochados chovinismos propios del siglo XX que en su momento sólo acarrearon odio y destrucción. No hay que olvidar, además, que la sola lectura de los resultados del Censo 2017, dados a conocer esta semana, da cuenta de la estabilización del crecimiento de la población chilena, por lo que a futuro será insoslayable la necesidad de contar con inmigrantes que le permitan, con su trabajo y proyección dentro del país, inyectar nuevo dinamismo a la economía nacional.

Es el Estado el que debe ahora apurar los cambios legislativos para regular el nuevo fenómeno y facilitar la integración de los migrantes en el país. Una sociedad moderna como la chilena tiene que hacerse cargo de esta realidad.