Cuando escucho a voluntarios, dirigentes y colaboradores de Techo-Chile del por qué decidieron asumir y hacerse cargo de la problemática de la pobreza, segregación y exclusión, hay un punto de encuentro: elegimos hacernos cargo porque queremos cambiarle la cara al país, queremos cambiar las estructuras sociales, las estructuras políticas, queremos vivir en un país más justo, donde todos podamos mirarnos y reconocernos desde la dignidad del otro.
Elegimos enfocar toda nuestra energía y pasión en la transformación de esta realidad que nos rodea, porque sentimos rabia frente a tanta injusticia, porque sentimos rabia por tanta desigualdad, porque nos duele en lo más profundo que familias completas vean truncados sus sueños, y que tienen miles de personas en nuestro país.
Vivimos una época de tanta indiferencia con el otro, con un tejido social completamente deteriorado, estamos sectorizados, todos están centrados en sus vidas, y nos olvidamos de vivir como sociedad; estamos llenos de prejuicios, nos asusta lo distinto, estamos llenos de miedo, hemos normalizado situaciones indignantes, hemos perdido la capacidad de detenernos, mirarnos y reconocernos como iguales. Este escenario muchas veces produce una sensación de desesperanza, de que Chile es así y poco podemos hacer. Porque mientras nos encerramos en nuestras vidas, mientras muchos gozan de lo que hoy reconocemos como "éxito", mientras celebramos el crecimiento económico, hay más de 40.500 familias viviendo en campamentos, sufriendo la indiferencia, la exclusión, siendo desplazados, descalificados, olvidados, incluso siendo increpados como culpables de su situación.
Es tiempo de tomar decisiones, es tiempo de salir de la comodidad, ¿que están esperando? Nosotros, como muchas otras organizaciones y personas, hemos decidido hace mucho tiempo ser parte de la construcción de un país distinto. Invitamos a todos a dejar de criticar, de pedir el cambio a los demás y comenzar a focalizar todas sus fuerzas en construir un país donde todos nos miremos desde la sinceridad, desde la dignidad humana.
Saquemos lo mejor de nosotros, encontrémonos, escuchemos nuestras historias. Desde allí nacen las oportunidades de derribar nuestros prejuicios, es esta experiencia tan humana y sencilla la que nos va a guiar hacia la justicia, hacia la construcción de un país para todos y todas.
Giovanna Moreira Almonacid, directora regional de Techo-Chile