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Adiós a Marco Almonacid
Quiero expresar mis sentimientos en estos momentos desde mi corazón, siento rabia, dolor, tristeza y una profunda esperanza en la infinita misericordia de Dios. Marco (Almonacid) era como estas flores, bellas, hermosas, pero esa belleza y esa hermosura se fundamentan en las raíces que le dan el sustento a ese esplendor. Y esas raíces en él eran sus principios sus valores, su forma de ser.
Su partida es un dolor enorme, no solamente para su familia, sus hijos, sus hermanos, sino para todos los que lo conocimos. Tengo rabia porque hemos construido una sociedad deshumanizada, el sistema no funciona para quienes padecen este tipo de enfermedades, le rechazaron sus licencias médicas. Él estaba angustiado, con miedo y en soledad.
Ese día sábado nos juntamos a las 19:30 horas, lo fui a buscar para tomarnos un té y vi que su casa estaba a oscuras; eran sus miedos, su tristeza y su dolor. Lo traje, nos dimos la mano y le dije mañana nos vemos amigo, y él me respondió, probablemente mañana no nos veremos.
¿Quién era Marco?, era una persona buena, un hombre afable, acogedor, y quiero contarles lo que me escribió una persona, la cual me cuenta lo siguiente: "Que ella cuando tuvo problemas en su matrimonio, fue Marco que la contuvo emocionalmente cuando sufrió de violencia intrafamiliar, nunca olvidaré que se instaló en nuestra casa para apoyarnos, en particular a mí, por eso tengo los mejores recuerdos de él, un joven sano, de buenos sentimientos, centrado y moderado".
Esto me recuerda la parábola del buen samaritano. Tenía clara conciencia de quién era su prójimo, entendía a plenitud el amor al prójimo, y refleja sin duda quién era; por eso tengo tanta tristeza y dolor. Él siempre me decía que amaba a sus hijos por sobre todas las cosas y temía que le hicieran daño a ellos y a Rosa, pero nosotros, amigos míos, hemos desterrado a Dios de nuestros corazones. Esto se pudo haber evitado, era como una crónica de una muerte anunciada. Tu partida estará en más de alguna conciencia. Amigo, descansa en paz.
Bernardo Candia Henríquez, alcalde de San Juan de La Costa
Extranjeros en el básquetbol
El sábado pasado la Liga Nacional de Básquetbol aprueba las bases para la temporada 2017-18. Se podrán incorporar tres extranjeros a cada equipo. Los jugadores forasteros podrán cambiarse de manera libre durante todo el campeonato con un máximo de cinco oportunidades para ello.
No es verdad que la llegada de un extranjero extra debilitará el basquetbol nacional. En general, los jugadores del exterior poseen un nivel superior al de los chilenos, motivo suficiente para que los jugadores nacionales deban enfrentarse a un esfuerzo mayor para sumar minutos en cancha y lograr que sus equipos sean más competitivos. El nivel del jugador está directamente relacionado con el nivel de competencia en el que se desenvuelve, dicho esto, un extranjero adicional es muy beneficioso.
Lamentablemente, el segundo punto le resta mucho al primero. Discrepo bastante de la autonomía que se le otorga a cada equipo de cambiar a los jugadores a su gusto. La seriedad que se merece un plantel y los aficionados se ve afectada si vemos que en cualquier momento un jugador puede ser reemplazado por otro, si los resultados no son los que se esperan, sobre todo en etapas decisivas.
¿Podremos algún día, las personas que seguimos este bello deporte, tomar parte de decisiones como estas?
Sebastián Cumián Aedo
"Cultura de la tómbola"
La tómbola nos hace iguales, nos incluye y no discrimina, es una diosa pagana hermana de la Fortuna y enemiga de Atenea. Ella todo lo simplifica, es cuestión de anotarse y el azar determina si somos aptos.
Sería más fácil y económico incluir a todos los ciudadanos en una tómbola gigante y el día señalado dejar que al azar rueden las bolitas que designarían a presidente, senadores, diputados o cualquier autoridad elegible, y la democracia sería aún más democrática. Se crearía el Ministerio de la Tómbola, quien por ejemplo, extendería el método a las listas de espera de los hospitales, donde la tómbola sería la solución: al menos la suerte salvaría al paciente.
Parece un cuento kafkiano o de Orwell: el Estado sería el dueño de la tómbola, y los encargados podrían "cargar" las bolas, determinar la suerte de algunos, empoderarse y así volver a la discriminación y desigualdad. Es preferible reconocer que somos desiguales y dejar la tómbola para juegos de azar.
Marcos Concha Valencia
Caminantes chilenos
Según las encuestas, los chilenos ocupamos el primer lugar en Latinoamérica como caminantes, es decir, no paramos nunca (las vueltas son las que dejan). En todo caso, si se tomara en cuenta a los mormones, Testigos de Jehová y carteros, seríamos los primeros en el mundo.
Jorge Valenzuela Araya