La compleja geografía de las regiones del sur austral chileno, especialmente en la Región de Los Lagos, impone una serie de desafíos para la navegación y el trabajo en el mar. Hablamos de un territorio disgregado en fiordos, islas y canales, pequeñas caletas y localidades costeras aisladas, que conforman un vasto territorio que, con similares características, se extiende desde Chiloé hasta el Cabo de Hornos.
Esa zona es depositaria de un vasto potencial productivo y ha sido el escenario en el que se ha desarrollado buena parte de la actividad económica y de subsistencia de la gente de mar en el sur del país, de la mano de la pesca, el turismo, la acuicultura y la producción salmonera. Diversas rutas de navegación apuntan a garantizar el traslado de productos y personas, en muchos casos con subsidios de transporte otorgados por el propio gobierno.
Sin embargo, quienes se desempeñan en esta área acusan un serio problema: la normativa aplicada a la navegación no está pensada en los mares interiores, sino que en la actividad de altamar, a pesar de que su operación y características técnicas, así como las distancias y las condiciones del territorio, son diametralmente distintas.
De acuerdo a cifras entregadas por los propios armadores, aproximadamente un 84% de la flota de la marina mercante nacional opera desde Puerto Montt al sur. Alrededor de cinco millones de pasajeros -y un millón de vehículos- se conectan al año a través de lanchas o barcazas en las regiones de Los Lagos y Aysén.
Ellos afirman que la reglamentación vigente se sostiene en una realidad que no guarda relación ni con las condiciones geográficas de la zona sur austral, ni con las nuevas tecnologías existentes, ni con la realidad laboral. En otras palabras, aseguran que la normativa les impide convertirse en una industria competitiva y eficiente.
El aporte que la marina mercante nacional realiza al desarrollo del sur del país es innegable. No sólo por su contribución al auge de actividades relevantes para la economía del país, sino también y especialmente por el rol de conexión con zonas apartadas de la zona austral.
No parece razonable ahogar esta industria con exigencias que sobrepasan ampliamente su ámbito de acción. Es necesario -y así se lo hemos hecho saber al Ejecutivo- contar con una normativa de navegación en mares interiores que sea moderna y adecuada a la realidad nacional.
Rabindranath Quinteros Lara, senador por la Región de los Lagos