La triste Araucanía
El último atentado en La Araucanía dejó un conductor herido, tres camiones quemados y otros dos impactados por balas. Para algunos, simple estadística, para otros, una muestra más de la falta de Estado de Derecho que impera en la zona centro sur de Chile.
A diario somos testigos del actuar de grupos armados en Biobío, La Araucanía, Los Ríos e incluso Los Lagos. Sólo en 2017 se registra un trabajador muerto, siete carabineros heridos, 40 camiones quemados y más de 60 actos de violencia, entre ataques armados, incendios y tomas.
Tras 20 años de lo mismo, es una pena que el debate siga centrándose en si existe o no terrorismo, en el nivel de violencia utilizada por grupos armados e incluso sobre si la violencia ejercida es justificada o no.
Preocupa profundamente que, a pesar de los registros, víctimas, testigos protegidos y evidencia en manos de la justicia, ésta no haya sido capaz de identificar, detener y desarticular a estos grupos organizados que operan en el sur.
Diariamente, unos pocos violentistas con fines ideológicos manchan a todo un pueblo y hablan en su nombre, instalando el falso concepto de "conflicto mapuche", cuando el 77% de esta etnia rechaza el uso de la violencia en nombre de su pueblo, según el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas de la Universidad Católica.
Por su lado, el gobierno usa eufemismos para referirse al tema, tildando de delitos comunes, rurales o robo de madera, hechos reiterados que en cualquier parte del mundo serían considerados alarmantes y terroristas por atentar contra el Estado de Derecho.
A su vez, los precandidatos Alejandro Guillier y Beatriz Sánchez en poco contribuyen, intentando bajar el perfil al problema y negar públicamente esta cruda realidad. El primero, con la teoría de que sólo agentes del Estado cometen terrorismo, y la segunda negando que el asesinato a la familia Luchsinger Mackay califique como acto terrorista.
Volver a discutir si hay o no terrorismo en la zona es dar un paso atrás y no resuelve nada. Relativizar la gravedad de lo que ahí se vive sólo promoverá la impunidad, mayor temor de los afectados y aumentará el número de víctimas, alejándonos de la anhelada paz.
La situación en el sur es triste, muy triste, y eso merece menos ideología y mayor respeto de parte de todos los chilenos.
Juan Pablo Swett
"Tras 20 años de lo mismo, es una pena que el debate siga centrándose en si existe o no terrorismo, en el nivel de violencia utilizada por grupos armados "."
Presidente Multigremial Nacional